La piel que habito, la esperada película de Pedro Almodóvar, se estrena este viernes en los cines del Estado. El film ya se pudo ver al último festival de Cannes, donde este thriller transgénico y malsà fue recibido con aplausos y desconcierto ante un retorno en el cine más arriesgada y moralmente compleja de su director. El realizador manchego sorprendió un público dividido entre la fascinación de una obra maestra escarpada y la estupor ante un thriller oscuro que renuncia a uno de los signos de identidad de su autor, la pasión, para centrarse en la venganza.
Basada en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet, la cinta se centra en "la magnitud de la venganza de este médico con quien se supone que ha violado su hija", ha dicho Almodóvar, quien en este film se reencuentra con Antonio Banderas y que también interpretan Elena Anaya, Marisa Tabicas y Roberto Álamo.
El protagonista, un cirujano plástico experto en implantes de piel, "es un creador, un hombre que está ya apunte de dar vida y crea una nueva piel. La piel es el principal órgano que tenemos, nos identifica y nos separa del resto", ha explicado el cineasta. Pero el director ha mudado precisamente su piel por este film, pleno de cambios de roles y personalidades, incluso de sexos. La piel que se separa del alma y que crea un cebo de verdad.
"Quería que la familia de la película fuera muy salvaje, muy independiente moralmente hablando, que no tuviera la misma educación que cualquier español, que su cultura no estuviera basada en el castigo y el pecado como la cultura en la cual yo he crecido", asegura el cineasta manchego.
Es esta amoralitat el hilo narrativo al cual Almodóvar se aferra con fuerza, reinventando su cine y a su antiguo actor fetiche, Antonio Banderas. "Ser director de cine es lo más pareciendo a Dios" afirma el director.
Basada en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet, la cinta se centra en "la magnitud de la venganza de este médico con quien se supone que ha violado su hija", ha dicho Almodóvar, quien en este film se reencuentra con Antonio Banderas y que también interpretan Elena Anaya, Marisa Tabicas y Roberto Álamo.
El protagonista, un cirujano plástico experto en implantes de piel, "es un creador, un hombre que está ya apunte de dar vida y crea una nueva piel. La piel es el principal órgano que tenemos, nos identifica y nos separa del resto", ha explicado el cineasta. Pero el director ha mudado precisamente su piel por este film, pleno de cambios de roles y personalidades, incluso de sexos. La piel que se separa del alma y que crea un cebo de verdad.
"Quería que la familia de la película fuera muy salvaje, muy independiente moralmente hablando, que no tuviera la misma educación que cualquier español, que su cultura no estuviera basada en el castigo y el pecado como la cultura en la cual yo he crecido", asegura el cineasta manchego.
Es esta amoralitat el hilo narrativo al cual Almodóvar se aferra con fuerza, reinventando su cine y a su antiguo actor fetiche, Antonio Banderas. "Ser director de cine es lo más pareciendo a Dios" afirma el director.