"Hoy enterramos la sardina, no en Baron!". Cuando se convoca un acto de despedida en un Miércoles de Ceniza, el chiste es casi inevitable. Joan Antoni Baron ha recurrido a él para distender el ambiente un poco cargado, para evitar que se impusiera una atmósfera un poco fúnebre, de Cuaresma, al local de los Renacuajos, el hogar de pandilla de la que siempre se enorgullece de vestir la camisa azul y faja, por el que representa de "proyecto colectivo", y que hoy ha escogido, para decir que, de aquí a un año, pliega. Ha hecho broma también para poner de manifiesto que, a pesar de que era allá para anunciar que se retirará de la política activa al acabar el mandato y que, por lo tanto, renunciará a ser el candidato del PSC a las elecciones municipales, no marcha del todo. Seguirá bregando al Pleno como ninguno del grupo municipal hasta el 2015, militante al partido sin fecha de caducidad y trabajando desde "el activismo social".
Pero el de este miércoles 5 de marzo ha sido una despedida en toda regla, el adiós de un hombre de 59 años que precisamente el 2015 cumplirá 20 años de trayectoria política al Ayuntamiento de Mataró, 7 de ellos como alcalde de la ciudad, el tercero de la actual etapa democrática al consistorio mataroní. Se va un rostro clave en la vida política mataronina de las dos últimas décadas, y con él se lleva toda una era, la de los Ayuntamientos democráticos surgidos de la transición, ocupados por tres o cuatro partidos mayoritarios, polarizados por el eje izquierda-derecha, centro-barrio, burguesía y cinturón rojo. Han llegado tiempos nuevos que han hecho saltar por los aires todas estas dinámicas, y Baron reconoce sentirse superado, sin las claves necesarias para interpretarlos, sin brújula para navegar. "Es una época que me cuesta de comprender a todos los niveles, y por lo tanto es la hora de dejar a alguien que entienda mejor los signos de los tiempos", ha afirmado.
Baron se podría haber limitado a esgrimir motivos personales para justificar su despedida. Cómo ha dicho, 20 años de trayectoria política, "la mitad de la vida adulta", suponen un "desgaste" en muchos ámbitos. También ha reconocido que no es fácil compaginar la vida política con la actividad de maestro a su escuela, el Camino del Medio. Pero se ha empecinado al dejar claro que se siendo "descolocado" y "en fuera de juego" en el actual contexto político y social. "Yo soy un hombre de la Transición, de una época de grandes pactos sociales y territoriales que hoy ya no sirven, necesitamos de nuevos y son las nuevas generaciones quién los tienen que rehacer", ha dicho.
Ya hacía tiempo que Baron avisaba que "el eje nacional" estaba sustituyendo el eje izquierda-derecha -que siempre ha empleado como coordenadas- como motor de la política del país. Y ahora que este nuevo eje ha polarizado todos los debates, él se siendo desorientado. "Comprendo las reivindicaciones nacionales contra los ataques a la lengua y la cultura catalana, pero que la izquierda y la derecha ya no sean el eje de transformación del país me desconcentra", ha insistido. Sólo había que sentirlo, minutos antes, definiendo el PSC como "el partido de la clase trabajadora, de los menestrales, que tiene en el trabajo su capital", y pensar en la más que convulsa situación que atraviesa el partido en Cataluña, casi ahogado por las aguas del "Proceso", para comprender todavía más la desubicació que siendo.
"El momento que vive el PSC no ha sido ni de lejos determinante en la hora de tomar esta decisión, a pesar de que tampoco ha ayudado", ha afirmado Baron. Lo ha hecho escudado por quien remueven hoy las cerezas al partido en la ciudad y en la comarca, el primer secretario de Mataró Xesco Gomar y el alcalde de Pineda y líder de los socialistas maresmencs, Xavier Amor. Dos referentes jóvenes del PSC que, a pesar de que comparten partido con él y que hoy le han querido apoyar públicamente, se encuentran casi en los antípodas de Baron y de sus compañeros del grupo municipal (también presentes al local de los Renacuajos, junto con otros militantes y amigos del exalcalde). Nombres más cercanos a los actuales cabecillas de Nicaragua, que encarnan esta nueva manera de hacer política, esta "nueva etapa" que viene pitjant de lo lindo y a la cual Baron ha preferido dejar .
Claroscuros de 20 años
Cómo correspondía en un día como hoy, Baron ha hecho balance de su paso por el Ayuntamiento, como regidor, alcalde y ninguno de la oposición. Ha reivindicado el trabajo hecho por Pumsa, hoy crucificada por la enorme deuda contraída. "Pero siempre se olvidan de todos los activos que ha dejado en la ciudad", ha lamentado. Su paso por el Instituto de Deportes el proyecto del TecnoCampus o las pequeñas inauguraciones y remodelaciones "que sabías que importaban mucho a un cierto colectivo" son algunos de los capítulos que le dejan buenos recuerdos, contrapuestos con otros episodios más oscuros como el paro, el agrio polémica por la concesión de los nichos, o Can Fàbregas, un asunto que ha recordado con amargura porque comportó su imputación y la del regidor de Urbanismo Ramon Bassas. "Fue mucho llevar, no tanto por mí que tenía claro que acabaría en nada, como por la gente de nuestro entorno que lo sufrió". "Todavía espero que algunos pidan perdón", ha añadido. Él sí que se ha querido disculpar por aquello que durante su época como alcalde no se hizo bien, "porque pecamos de ingenuos o bien porque no sabíamos más".
Pero el de este miércoles 5 de marzo ha sido una despedida en toda regla, el adiós de un hombre de 59 años que precisamente el 2015 cumplirá 20 años de trayectoria política al Ayuntamiento de Mataró, 7 de ellos como alcalde de la ciudad, el tercero de la actual etapa democrática al consistorio mataroní. Se va un rostro clave en la vida política mataronina de las dos últimas décadas, y con él se lleva toda una era, la de los Ayuntamientos democráticos surgidos de la transición, ocupados por tres o cuatro partidos mayoritarios, polarizados por el eje izquierda-derecha, centro-barrio, burguesía y cinturón rojo. Han llegado tiempos nuevos que han hecho saltar por los aires todas estas dinámicas, y Baron reconoce sentirse superado, sin las claves necesarias para interpretarlos, sin brújula para navegar. "Es una época que me cuesta de comprender a todos los niveles, y por lo tanto es la hora de dejar a alguien que entienda mejor los signos de los tiempos", ha afirmado.
Baron se podría haber limitado a esgrimir motivos personales para justificar su despedida. Cómo ha dicho, 20 años de trayectoria política, "la mitad de la vida adulta", suponen un "desgaste" en muchos ámbitos. También ha reconocido que no es fácil compaginar la vida política con la actividad de maestro a su escuela, el Camino del Medio. Pero se ha empecinado al dejar claro que se siendo "descolocado" y "en fuera de juego" en el actual contexto político y social. "Yo soy un hombre de la Transición, de una época de grandes pactos sociales y territoriales que hoy ya no sirven, necesitamos de nuevos y son las nuevas generaciones quién los tienen que rehacer", ha dicho.
Ya hacía tiempo que Baron avisaba que "el eje nacional" estaba sustituyendo el eje izquierda-derecha -que siempre ha empleado como coordenadas- como motor de la política del país. Y ahora que este nuevo eje ha polarizado todos los debates, él se siendo desorientado. "Comprendo las reivindicaciones nacionales contra los ataques a la lengua y la cultura catalana, pero que la izquierda y la derecha ya no sean el eje de transformación del país me desconcentra", ha insistido. Sólo había que sentirlo, minutos antes, definiendo el PSC como "el partido de la clase trabajadora, de los menestrales, que tiene en el trabajo su capital", y pensar en la más que convulsa situación que atraviesa el partido en Cataluña, casi ahogado por las aguas del "Proceso", para comprender todavía más la desubicació que siendo.
"El momento que vive el PSC no ha sido ni de lejos determinante en la hora de tomar esta decisión, a pesar de que tampoco ha ayudado", ha afirmado Baron. Lo ha hecho escudado por quien remueven hoy las cerezas al partido en la ciudad y en la comarca, el primer secretario de Mataró Xesco Gomar y el alcalde de Pineda y líder de los socialistas maresmencs, Xavier Amor. Dos referentes jóvenes del PSC que, a pesar de que comparten partido con él y que hoy le han querido apoyar públicamente, se encuentran casi en los antípodas de Baron y de sus compañeros del grupo municipal (también presentes al local de los Renacuajos, junto con otros militantes y amigos del exalcalde). Nombres más cercanos a los actuales cabecillas de Nicaragua, que encarnan esta nueva manera de hacer política, esta "nueva etapa" que viene pitjant de lo lindo y a la cual Baron ha preferido dejar .
Claroscuros de 20 años
Cómo correspondía en un día como hoy, Baron ha hecho balance de su paso por el Ayuntamiento, como regidor, alcalde y ninguno de la oposición. Ha reivindicado el trabajo hecho por Pumsa, hoy crucificada por la enorme deuda contraída. "Pero siempre se olvidan de todos los activos que ha dejado en la ciudad", ha lamentado. Su paso por el Instituto de Deportes el proyecto del TecnoCampus o las pequeñas inauguraciones y remodelaciones "que sabías que importaban mucho a un cierto colectivo" son algunos de los capítulos que le dejan buenos recuerdos, contrapuestos con otros episodios más oscuros como el paro, el agrio polémica por la concesión de los nichos, o Can Fàbregas, un asunto que ha recordado con amargura porque comportó su imputación y la del regidor de Urbanismo Ramon Bassas. "Fue mucho llevar, no tanto por mí que tenía claro que acabaría en nada, como por la gente de nuestro entorno que lo sufrió". "Todavía espero que algunos pidan perdón", ha añadido. Él sí que se ha querido disculpar por aquello que durante su época como alcalde no se hizo bien, "porque pecamos de ingenuos o bien porque no sabíamos más".