Mataró se ha topado este sábado, 27 de septiembre, con una escultura en el Parque de Cerdanyola realizada por un autor anónimo que, según reza un comunicado enviado a los medios de comunicación, pretende "hacer justicia desde la ciudad a las cinco últimas personas fusiladas por el franquismo". La iniciativa, de autoría anónima, coincide con el aniversario del asesinato de Joan Paredes Manot, Txiqui, uno de los cinco últimos fusilados por el franquismo en 1975.
La obra ha aparecido de manera inesperada en el parque y quiere convertirse en una forma de memoria histórica para todas las víctimas del terrorismo de Estado, contado "desde el franquismo y la transición hasta el período actual". En el mismo se lamenta que se hubiera ignorado a la oposición cuando reclamaba un espacio de este tipo mientras se cedía "a la derecha y a la extrema derecha un espacio de homenaje a los cuerpos policiales y paramilitares del Estado que habían practicado esa represión".
"Es una escultura que pertenece al pueblo"
Durante la presentación, el artista (que ha decidido mantenerse en el anonimato) subrayó que la fecha elegida "no es casual", sino que quiere recordar especialmente a los últimos fusilados por el franquismo y "hacer justicia en un momento en que la ultraderecha está muy presente en todas partes". Según recalca, "lo importante no es el quién, sino el qué", y defiende que "esta escultura no pertenece a una sola persona, sino a todo el pueblo".
Las personas concentradas durante el acto, así como varios transeúntes consultados, expresan el deseo de que el Ayuntamiento acepte la escultura como un regalo para la ciudad. Consideran que la pieza simboliza la firme voluntad de combatir el autoritarismo y de resistir como pueblo, al mismo tiempo que mantiene vivo el recuerdo de aquellos que les precedieron en la lucha por la libertad.