Han sido las vacaciones con más estelades en la calle. La gente del país ha perdido definitivamente el miedo y a todos los lugares sobta la cantidad de ciudadanos que lo exhiben. No son, al menos en apariencia, aquello que decimos patriotas de piedra picada. Son gente que manifiestan así, todo y el chasco, un motivo de esperanza. De todas las edades y condición social: Gente mayor, adultos, jóvenes y niños. De procedencia muy diversa y de expresión lingüística muy plural. Las he visto en la playa y a las piscinas municipales, a los balcons de los pueblos que celebran la fiesta Mayor y arriba de las cumbres. En apartamentos, chalés, casas rurales, hoteles y refugios. El país ha ido cambiado de actitud ante la posibilidad de independencia y lo está haciendo muy rápidamente. A la manera catalana si queréis, pero expresando de forma irreversible una oleada soberanista imparable. Quizás por eso no acabo de entender los debates estériles que organizan los "puristas" más nostrats. Son diversas y plurales las razones de la gente para poner una estrella solitaria a la bandera del país. Este año he hablado con muchos nuevos independentistas, que no saben de estrategias partidarias ni de militancias orgánicas que no entienden, pero que quieren ver y vivir bien pronto la independencia, simplemente porque desean el mejor por sus hijos y se muestran convencidos que el bienestar y el progreso está íntimamente ligado a un proceso de liberación nacional, que está madurando las nuevas bases programáticas de un catalanismo del bienestar que cada vez tiene menos a ver con las proclamas de los colectivos que hasta ahora habían mantenido encendida la llama de la identidad nacional. Todo muy diferente de cómo algunos lo habían previsto, pero absolutamente enriquecedor. Colgaré hoy mismo al balcó de casa la estelada y siguiendo el consejo de la Asamblea Nacional Catalana me atrevo a pediros que hacéis el mismo y celebráis el cercano once de septiembre como símbolo de esperanza en un futuro inclusivo, transparente y libre que, todo y las trabas, tenemos a tocar.