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X. Alomà

Galaxias y nebulosas: una realidad de la que no somos conscientes

Jordi Lopesino y Josep Ma. Aymamí presentaron ayer a Robafaves 200 maravillas del cielo , un libro que hace un viaje fotográfico por el cosmos

“Este es un libro de paisajes, pero entendidos de una forma diferente a la que estamos acostumbrados”, señaló el mataroní Jordi Lopesino durante el acto de presentación de 200 maravillas en el cielo, el libro del que es autor junto con Josep Maria Aymamí y Ángel Gómez Roldan, que tuvo lugar ayer al atardecer a la librería Robafaves. Según Lopesino, el volumen retrata “una realidad tan auténtica como nuestro entorno, pero de la que no somos conscientes.”

Editado en gran formato y con muchas fotografías –cedidas por forofos a la astronomía y observatoria profesionales-, se trata de un libro que viaja por galaxias, nebulosas y otros objetos cósmicos, además de ofrecer una explicación de cada “paisaje”, datos de su localización en el espacio, biografías de los astrónomos citados y un glosario de los términos técnicos usados que, según Lopesino, simplifica considerablemente la comprensión del volumen.

Josep Maria Aymamí, otro de los autores, también intervino al acto, al cual asistieron un centenar de personas, motivadas por el interés que siempre despierta el descubrimiento del cosmos. Aymamí ofreció al público un tour por algunas fotografías que recoge el libro, acompañándolo de información sobre el espacio interestelar. “La Vía Làctea tiene una extensión de 100.000 años luz de una punta a la otra, mientras que 30.000 separan el Sistema Solar del centro de nuestra galaxia”, explicó. Después de admirar fotografías de cúmulos de estrellas y nebulosas, los asistentes fueron informados que, cuando el Solo “muera” de aquí unos miles de años, lo hará de una forma plácida, expulsando sus capas externas después de apagarse y formando una burbuja al suyo cercando.

La presentación también contó con una breve escenificación teatral que recreaba la historia del almirante británico William Henry Smith, un forofo a la observación de las estrellas que al siglo XVIII lo dejó todo para dedicarse por completo a la astronomía. Según Lopesino, la peculiaridad de Smith fue la formulación de unas definiciones amenas de los objetos cósmicos que se alejaban de la tradicional descripción científica. Esta es, según el autor, la voluntad de 200 maravillas en el cielo: ofrecer una explicación “innovadora y divertida” de los elementos visibles en el espacio.