Alguien que no se fije mucho y no haya venido a este mundo a despistarse puede pensar que, con las procesiones de Semana Santa, vista una vistas todas. Y no es así, ni mucho menos. Entre pueblos, países o regiones distintas hay formas de hacer que pueden parecer incluso opuestas. En Mataró, además, este contraste es aún más evidente. No hace falta moverse de la capital del Maresme para apreciar las diferentes maneras de vivir y celebrar la Semana Santa por parte de sus entidades cofrades.
El Jueves Santo es el día que más se manifiesta esto. Lo hace con la procesión más sevillana de todas en Cerdanyola avanzando a golpe de cornetas, marchas, saetas, gritos y aplausos de su gente. Es una de las formas. En paralelo, las calles de Santa María y parte del casco antiguo del Centro acogen otra manera de hacerlo. Es la Noche del Silencio, hace honor a su nombre y verla llega a ser sobrecogedor.
Con una quietud hierática en el ambiente, donde no se oye alma más allá de los tambores y golpes de los Armats que abren paso, los pasos históricos de tradición catalana adaptan su hacer a la ocasión. Todo es oscurecido, grave, austero, recogido. La salida y el regreso a la plaza de Santa María, con la basílica abriendo el portalón y los misterios adentrándose en ella, son los momentos más sentidos de todos. Ya hace años que a la llegada de los pasos, y especialmente de la Virgen de los Dolores, se le incorpora el canto del Coro Madrigalista, que desde el altar hace resonar templo, plaza y feligreses.
La Noche del Silencio tiene todo un ritual, una serie de momentos, todo tipo de detalles. Y en las primeras horas del Triduo Pascual esparce el silencio homónimo allá por donde pasa, dejando huella y recuerdo.
Estas son algunas de las imágenes que ha dejado la Noche del Silencio 2025:
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