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Josep Puig-Pla

Impresiones postnadalenques

La celebración de la Navidad y todo el que tiene relación suscita reacciones y maneras de interpretarlos muy diversas. Hay para quién es el día más importante del año y hay quién ni en quiere hablar, para poner los dos extremos. Algunos sólo ven el sentido religioso y otros, para rehuirlo, no dicen ni 'Felices Navidades'.

De hecho la Navidad lo es todo: religión, fiesta y tradición (dejamos el consumo a banda). La motivación religiosa en el cristianismo es el nacimiento de Jesucristo y en el que significa. A pesar de que su origen va más atrás en el tiempo, es precristià y, por lo tanto, pagano. A la antigua Roma y en otras culturas ya se celebraba el solsticio de invierno, que representa el volver a empezar de la rueda de las estaciones.

Al mismo tiempo, Nadal es (y esto vale para la mayoría de la gente) la gran fiesta anual de las familias; una fecha ritual con una gran carga emotiva, de celebración, de reencuentro, de recuerdos y de vivencias compartidas; y más allá de las unidades familiares, también hacia los otros núcleos sociales, los de la amistad, el trabajo y el asociacionismo. Y el tercer elemento: en cada país y comarca se han ido acumulando a lo largo de los siglos actas, costumbres, comidas y hechos culturales que constituyen una tradición muy rica por todas partes. Tradiciones que, en general, se van manteniendo y que son características de los entornos del 25 de diciembre. Y con capacidad de incorporar nuevos elementos, como el árbol, que entre nosotros es de introducción reciente.

Sorprende a veces querer huir de los orígenes y del que es propio de cada casa. Los tiempos cambian. Las estructuras sociales y económicas se transforman y las superestructuras ideológicas y religiosas que las interpretan, las orientan y las justifican se van adaptando y modificando. Como una consecuencia más, los códigos de conducta de las relaciones afectivas y sexuales entre las personas han sido diversos, según cada civilización y momento histórico. Hoy en día, en el mundo occidental, la sociedad y la Iglesia no tienen el papel que han tenido en el pasado de marcar las líneas de conducta, de control y represión, a los hombres y a las mujeres. Esto es un gran adelanto para la libertad de las personas. Pero cosas que cuestan de entender. Ahora la Sala Cabañas nos sorprende con Nacho Vidal actuando un día de extra, a los Pastorcillos. El gran actor porno en una obra del que todavía se llama Centro Católico! No me considero purità sino fuerza liberal, pero –vaya!- cada cosa a su lugar.

Una otro tema que me choca son las plegarias a misa. Se siente a pedir de todo: deseos de salud, paz, bienestar y armonía para los feligreses, sus familias y la comunidad, para el país y al mundo entero. Nada a decir. Pero hay unas peticiones que son contradictorias con otras. Cuando se pasa a los terrenos social, económico y político, empiezan los problemas. Desde arriba no lo pueden conceder todo. El que quieren unos puede ser contrario al que quieren otros. Para unos tendríamos que ser todos iguales (que parece más cristiano), pero hay cruz que la voluntad de Dios es mantener las diferencias sociales y de clase que hemos heredado (así lo ha querido Dios, decían y dicen algunos todavía). En otro orden de cosas, unos piden el progreso de Cataluña de una manera que quiere decir la "independencia". Y otros, más allá, creen que la unidad de España es un "bien moral" que hay que proteger desde la Iglesia. Todo no es posible, porque las dos peticiones son incompatibles. Quizás es que todos juntos pedimos demasiado. En fin, Buen Año a todo el mundo (o no?)![banner-AMP_5]