El textil sigue vivo en el Maresme. La constante innovación en tejidos técnicos y la formación de estudiantes son algunos de los aspectos que lo hacen resurgir y lo convierten en una nueva oportunidad de futuro. El Centro de Investigación y Transferencia Tecnológica Textil (CRTTT)- Escuela de Tejidos de Canet de Mar es un buen ejemplo de esto: por un lado, desarrollan nuevas aplicaciones textiles destinadas a empresas de diferentes ámbitos; por la otra,se imparte un ciclo mediano de confección y moda que forma los estudiantes con los conocimientos profesionales necesarios para salir al mundo laboral.
El CRTTT desarrolla una de las áreas de trabajo del centro tecnológico Cetemmsa, que tiene su sede al TecnoCampus. Es la dedicada a los objetos inteligentes y tejidos funcionales. El proceso es sencillo: una empresa pide el desarrollo de un tejido o estructura textil para una finalidad muy concreta y desde el centro la llevan a cabo. "Venden con la idea y nosotros los ayudamos y acompañamos a desarrollarla y mejorarla", explica el director del CRTTT, Miquel Soler.
Son muchos los proyectos, tanto a nivel nacional como europeo, que se llevan a cabo desde las instalaciones de Canet. Y es que en el sector del textil ya hace años que se está trabajando con este tipo de tejidos técnicos. Se trata de productos con base textil para aplicaciones en ámbitos muy diversos. "El abanico de empresas que piden aplicaciones textiles más concretas es muy amplio, yendo desde el ámbito médico hasta el de transportes,el industrial o la aeronáutica", afirma Soler.
Formando jóvenes y a grandes
El CRTTT se enmarca dentro de la Escuela de Tejidos. Allá se imparte un ciclo mediano de formación profesional en Confección y Moda donde se prepara los alumnos por el futuro laboral en el textil. Además de las clases teóricas, a las instalaciones de Canet tienen a su disposición todos los materiales y maquinaria necesaria para aprender las técnicas de confección, tissatge o textura. Este año se han matriculado 24 alumnos al primer curso. "A las asignaturas prácticas y talleres los dividimos en grupos de máximo 15 personas, así trabajan mejor y el profesor los puede ayudar a todos", explica Carmen Lara, una de las profesoras. Otra profesora, Isabel Sagimon, valora la importancia de aprender en un centro como este: "Es un lujo para nosotros estar aquí porque es un centro de investigación que nos permite disponer de muchos recursos para aprender."
Entre los alumnos matriculados en este ciclo mediano se encuentran estudiantes de edades y realidades muy diferentes. Carme hacía 31 años que trabajaba en el textil. Ahora está saliendo de la realidad laboral y se tiene que recolocar en el mundo: "Yo trabajaba en una fábrica de calcetines y ahora me tocaba buscar una alternativa, volver a empezar." A pesar de que al principio no sabía qué hacer, se enteró de este curso y quiso formarse: "Me decidí por este curso, aprobé la prueba de acceso y ahora me gusta mucho el que hago." Hillary, en cambio, sólo tiene 17 años y está planteándose qué hará con su futuro. "En verano vi que me gustaba dibujar vestidos o camisetas y pensé que este ciclo quizás me serviría por mi futuro", explica. Para otros alumnos la pasión por el textil los viene de familia, como explica una joven: "Desde pequeña he crecido entre máquinas y quiero continuar, además ya tenía conocimientos de base."
Encontrar alguien que sepa coser bien
A través de este ciclo formativo los alumnos pueden hacer prácticas a empresas del sector. El primer año el alumno hace 119 horas de formación no remunerada. El año siguiente el estudiante puede ser contratado y cobrar un sueldo por horas que, al final de su formación, será de unos 530 euros. Optar por una buena formación es fundamental, sobre todo ante la dificultad de encontrar personal cualificado que tienen actualmente las empresas textiles. "Hoy en día es muy difícil encontrar alguien que sepa hacer un borde perfecto o coser bien y que tenga menos de 50 años" explican desde el centro. Por eso, añaden, "es un trabajo buscado". Formando el perfil de trabajador cualificado se permite rejuvenecer el sector y se garantiza seguir dando vida al textil en un futuro.
El CRTTT desarrolla una de las áreas de trabajo del centro tecnológico Cetemmsa, que tiene su sede al TecnoCampus. Es la dedicada a los objetos inteligentes y tejidos funcionales. El proceso es sencillo: una empresa pide el desarrollo de un tejido o estructura textil para una finalidad muy concreta y desde el centro la llevan a cabo. "Venden con la idea y nosotros los ayudamos y acompañamos a desarrollarla y mejorarla", explica el director del CRTTT, Miquel Soler.
Son muchos los proyectos, tanto a nivel nacional como europeo, que se llevan a cabo desde las instalaciones de Canet. Y es que en el sector del textil ya hace años que se está trabajando con este tipo de tejidos técnicos. Se trata de productos con base textil para aplicaciones en ámbitos muy diversos. "El abanico de empresas que piden aplicaciones textiles más concretas es muy amplio, yendo desde el ámbito médico hasta el de transportes,el industrial o la aeronáutica", afirma Soler.
Formando jóvenes y a grandes
El CRTTT se enmarca dentro de la Escuela de Tejidos. Allá se imparte un ciclo mediano de formación profesional en Confección y Moda donde se prepara los alumnos por el futuro laboral en el textil. Además de las clases teóricas, a las instalaciones de Canet tienen a su disposición todos los materiales y maquinaria necesaria para aprender las técnicas de confección, tissatge o textura. Este año se han matriculado 24 alumnos al primer curso. "A las asignaturas prácticas y talleres los dividimos en grupos de máximo 15 personas, así trabajan mejor y el profesor los puede ayudar a todos", explica Carmen Lara, una de las profesoras. Otra profesora, Isabel Sagimon, valora la importancia de aprender en un centro como este: "Es un lujo para nosotros estar aquí porque es un centro de investigación que nos permite disponer de muchos recursos para aprender."
Entre los alumnos matriculados en este ciclo mediano se encuentran estudiantes de edades y realidades muy diferentes. Carme hacía 31 años que trabajaba en el textil. Ahora está saliendo de la realidad laboral y se tiene que recolocar en el mundo: "Yo trabajaba en una fábrica de calcetines y ahora me tocaba buscar una alternativa, volver a empezar." A pesar de que al principio no sabía qué hacer, se enteró de este curso y quiso formarse: "Me decidí por este curso, aprobé la prueba de acceso y ahora me gusta mucho el que hago." Hillary, en cambio, sólo tiene 17 años y está planteándose qué hará con su futuro. "En verano vi que me gustaba dibujar vestidos o camisetas y pensé que este ciclo quizás me serviría por mi futuro", explica. Para otros alumnos la pasión por el textil los viene de familia, como explica una joven: "Desde pequeña he crecido entre máquinas y quiero continuar, además ya tenía conocimientos de base."
Encontrar alguien que sepa coser bien
A través de este ciclo formativo los alumnos pueden hacer prácticas a empresas del sector. El primer año el alumno hace 119 horas de formación no remunerada. El año siguiente el estudiante puede ser contratado y cobrar un sueldo por horas que, al final de su formación, será de unos 530 euros. Optar por una buena formación es fundamental, sobre todo ante la dificultad de encontrar personal cualificado que tienen actualmente las empresas textiles. "Hoy en día es muy difícil encontrar alguien que sepa hacer un borde perfecto o coser bien y que tenga menos de 50 años" explican desde el centro. Por eso, añaden, "es un trabajo buscado". Formando el perfil de trabajador cualificado se permite rejuvenecer el sector y se garantiza seguir dando vida al textil en un futuro.