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Vern Bueno

Joaquim Graupera propone un paseo por el Maresme medieval

El historiador mataroní edita un libro que recoge los vestigios medievales de la comarca

El Maresme es una comarca trinchada por autopistas y urbanizaciones, pero con un patrimonio rico que a menudo pasa desapercibido y que, por lo tanto, hay que reivindicar. Este ha sido uno de los principales objetivos que se ha marcado Joaquim Graupera, historiador mataroní, a la hora de editar “El Maresme medieval” (March Editor) junto con el fotógrafo reusenc Antoni Briansó. Se trata de una compilación del amplio numero de vestigios medievales que existen en la comarca.

“Está pensado en parte como un libro de viaje” explica Graupera, que presenta todos los pueblos de la comarca ordenados alfabéticamente, nombrant todos los vestigios que se pueden visitar, y acompañados por una ficha técnica del mismo municipio. Un libro, por lo tanto, que será muy útil para los lectores que piensen en una escapada de fin de semana, pero que también se postula como un riguroso estudio del patrimonio medieval maresmenc. “Quiero mostrar una faceta de la comarca que pasa inadvertida” asegura el autor. Según él, vivimos en una comarca “de paso”, afectada por una “gran presión urbanística” que a menudo esconde los corderos culturales entre autopistas y urbanizaciones. Pero entre coches y casas adosadas surgen joyas como la Cartuja de Montalegre (Tiana), el Monasterio de Santa Maria de Roca Rubia (Tordera) o el Castillo de Vilassar de Dalt.

Aparte de los monumentos más evidentes, Graupera destaca en “El Maresme medieval” el patrimonio en forma de masías y parroquias desperdigades por la comarca. “Hay masías que son verdaderas joyas, algunas muy muy conservadas por sus propietarios pero otros están prácticamente abandonadas y que hay que rehabilitar, ya sea como equipamientos públicos o para el turismo rural”. Graupera apuesta para reivindicar todo este patrimonio, con una señalización en condiciones y unos accesos menos difíciles que hoy en día. “Se tiene que buscar el equilibrio entre el progreso y la conservación de nuestros valores arquitectónicos –explica el autor-. No quiero creer que avanzar es destruir el qué tenemos. Nuestra comarca ya ha sufrido bastante en este sentido, así que tenemos que hacer el esfuerzo para salvaguardar el patrimonio que nos queda”.

Buen trabajo fotográfico
El autor ha querido destacar el trabajo hecho por el fotógrafo, Toni Briançó. “Ha tenido una gran sensibilidad a la hora de captar los edificios” dice Graupera. “Un buen ejemplo es la iglesia de Santo Martí de Montgat. Está en medio de dos autopistas, pero él ha sido capaz de aislar el edificio de las carreteras y urbanizaciones. Así, le da mucho más valor”.