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J.Vives

Julió defiende el legado histórico que deja la gente mayor

La actriz presentó ayer su libro de memorias 'Vida adentro'

“El que los abuelos nos dejan es muy importante”. Con esta reflexión, acompañada del recuerdo a sus propios abuelos, inició la actriz Montserrat Julió la presentación de su libro de memòmies “Vida adentro”. El volumen recoge las memorias de la niñez y la juventud de Julió, una mataronina que con sólo diez años tuvo que marchar, junto con su familia, al exilio. Primero en Francia y después en Chile, donde llegó con el famoso barco Winipeg.

“Es la historia que me tocó vivir”, dijo Julió, explicando varios recuerdos que conserva de aquella época y que constituyen la base de este libro autobiográfico. Julió recordó la dureza del paso de los Pirineo “vestida sólo con un abrigo y una bufandeta que me puso mi madre”, quiso romper una lanza a favor de la ayuda que Francia había ofrecido a los exiliados, y rememoró su llegada en Chile, un día que recuerda “apoteòsic y extraordinario”.

En Chile, explicó Julió, tuvo acceso a la cultura y a un tipo de formación artística y teatral que sus padres, “que eran gente muy sencilla”, nunca le habrían podido dar. De este modo la joven se pudo introducir en el mundo teatral chileno y en el ambiente cultural que en aquella época –en cuarenta- se vivía en este país sudamericà. En Chile, Julió conoció personalidades como Margarida Xirgu o Pere Quart. “Si con el exilio no hubiera ido a Chile, no habría tenido las experiencias tan importantes que he vincut”, confesó. El año 1952, Julió decidió volver a su Mataró natal y durante un tiempo vivió entre Cataluña y Chile, hasta que se instaló en Madrid. Su libro “Vida adentro”, pero finaliza justo cuando empieza esta nueva etapa.

La presentación del libro, que ha resultado ganador de la quinta edición del premio Romano Planas y Miró de la Roca del Vallès, se celebró ayer por la tarde en la biblioteca Pompeu Fabra y contó con la presencia del alcalde, Joan Antoni Baron, y del profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, Josep Maria Figueres, que hizo una introducción al tema de los exiliados, “una catástrofe tan grande que encara hoy sufrimos las consecuencias culturales y sociales”.