Los actuales propietarios de la masía mataronina de Can Iborra, gerentes de una promotora inmobiliaria, adquirieron la finca hace años con voluntad de explotarla comercialmente con usos hostalers o turísticos. Pero la legislación vigente no los permitía nada más que darle un uso residencial. "Incluso nos planteamos dejarla porque no sabíamos que hacer", explica uno de los propietarios. Habría sido una lástima, puesto que se trata de un edificio espectacular, construido a la década de los 30 del siglo pasado, de un estilo más propio de la Toscana italiana que del Maresme, y con unas vistas espectaculares a la zona del vecindario de Valldeix. La situación, pero, ha dado un tumbo. Can Iborra, junto con 36 masías situadas en suelo no urbanizable de Valldeix, el Vecindario de Mata y las Cinco Sènies, han sido incluidas en un catálogo elaborado por el Ayuntamiento de Mataró en motivo de su interés arquitectónico, histórico, paisajístico, ambiental o social. La creación del catálogo, enmarcado en la nueva Ley de Urbanismo de Cataluña y el Plano Director Urbanístico del Sistema Costero (PDUSC), permite a este seguido de fincas la posibilidad de ofrecer más usos que los permitidos actualmente. Un hecho que abre las puertas a que las masías se puedan reformar y ampliar, y se adapten como restaurantes, hoteles, casas rurales, residencias, viviendas unifamiliares o plurifamiliars o actividades relacionadas con el mar, entre otros usos. Siempre y cuando estos sean respetuosos con el paisaje y con la arquitectura original del edificio.
"En momentos de crisis, el hecho que sea posible diversificar la actividad en Mataró con criterios de equilibrio y sostenibilidad es una buena noticia". Así ha resumido este jueves el regidor de Urbanismo, Ramon Bassas, las intenciones que hay detrás de este proyecto municipal, durante una visita con periodistas por algunas de las masías incluidas en el catálogo. El documento, regulado por la Ley de Urbanismo de Cataluña, forma parte de la modificación puntual del Plan General en relación al suelo no urbanizable, aprobada en el Pleno del mes de marzo pasado. La regulación de los usos admisibles y las posibilidades de ampliación d eles cases pasa por un Plan especial elaborado por el Ayuntamiento,q ue se presentará a aprobación inicial a la próxima Junta de Gobierno Local. De cada una de las 37 masías se ha confeccionado una ficha con documentación gráfica, información sobre su superficie, os actual, posibilidad de ampliación y los usos futuros que se admitirán en cada caso. "Queremos garantizar que estas masías subsistan, cosa que hasta ahora era difícil sin la posibilidad de usos múltiples", ha dicho Bassas, que también considera que el proyecto "permite gestionar el espacio libre no urbanizable de la ciudad".El nuevo marco legal abre la puerta a vías de negocio hasta ahora inexistentes a la ciudad, como es el caso del turismo rural, a pesar de que esto siempre dependerá de la iniciativa privada de los propietarios de estas fincas. Pero el regidor de Urbanismo asegura que muchos de estos "han mostrado interés al hacer cosas, y se han creado expectativas ante el cambio de normativa".
Joyas escondidas
Escondidas a los ojos de muchos mataronins, en espacios recónditos del término municipal de la ciudad, algunas de estas masías son auténticas joyas. Este es el caso de Can Vilardell, un edificio catalogado del siglo XVI (a pesar de que también tiene elementos románicos y góticos), enorme, muy muy conservado y tan sólo a unos centenares de metros del Hospital de Mataró. Sus propietarios lo usan como residencia, y hasta ahora no tenían ninguna otra posibilidad. El catálogo elaborado por el Ayuntamiento, en cambio, los permitiría construir una ampliación de la finca, en un espacio previamente determinado que no afectara el paisaje, por sí quieren reconvertir la casa en un restaurante o un hotel. Ahora dependerá de la voluntad de los propietarios. El mismo pasa con las 36 masías restantes. Can Diviu, a Valldeix, se convertirá en una residencia. Can Carandini, ubicada en un espectacular solar al vecindario de Mata con espléndidas vistas al mar, se transformará en un restaurante especializado en banquetes de casamientos. Su propietario está arreglando los jardines y prevé añadir una nueva construcción para dar cabida a los comensales. Un proyecto que tenía en mente desde hace tiempo pero que la legislación vigente no le permitía salir adelante. El plan prevé que todas las masías puedan hacer ampliaciones de hasta 50 m2, y en casos concretos se podrá superar esta cifra, siempre que la obra que se construya se integre correctamente en el paisaje.
En el catálogo también figuran algunas masías abandonadas y en mal estado, y otras casas los propietarios y residentes de las cuales de momento no han anunciado intenciones de explotarlas económicamente. Este es el caso del anteriormente citada Can Vilardell, de Can Elige, protegida al máximo nivel en el Catálogo del Patrimonio Arquitectónico de Mataró gracias a su torre de vigilancia del siglo XVI; o Can Pineda, un auténtico palacio con jardines neoclásicos y restos de sepulcros neolíticos. "Sólo el hecho que se viva en estas casas, pero, ya es una manera de gestionar estos espacios", ha apuntado Bassas.
"En momentos de crisis, el hecho que sea posible diversificar la actividad en Mataró con criterios de equilibrio y sostenibilidad es una buena noticia". Así ha resumido este jueves el regidor de Urbanismo, Ramon Bassas, las intenciones que hay detrás de este proyecto municipal, durante una visita con periodistas por algunas de las masías incluidas en el catálogo. El documento, regulado por la Ley de Urbanismo de Cataluña, forma parte de la modificación puntual del Plan General en relación al suelo no urbanizable, aprobada en el Pleno del mes de marzo pasado. La regulación de los usos admisibles y las posibilidades de ampliación d eles cases pasa por un Plan especial elaborado por el Ayuntamiento,q ue se presentará a aprobación inicial a la próxima Junta de Gobierno Local. De cada una de las 37 masías se ha confeccionado una ficha con documentación gráfica, información sobre su superficie, os actual, posibilidad de ampliación y los usos futuros que se admitirán en cada caso. "Queremos garantizar que estas masías subsistan, cosa que hasta ahora era difícil sin la posibilidad de usos múltiples", ha dicho Bassas, que también considera que el proyecto "permite gestionar el espacio libre no urbanizable de la ciudad".El nuevo marco legal abre la puerta a vías de negocio hasta ahora inexistentes a la ciudad, como es el caso del turismo rural, a pesar de que esto siempre dependerá de la iniciativa privada de los propietarios de estas fincas. Pero el regidor de Urbanismo asegura que muchos de estos "han mostrado interés al hacer cosas, y se han creado expectativas ante el cambio de normativa".
Joyas escondidas
Escondidas a los ojos de muchos mataronins, en espacios recónditos del término municipal de la ciudad, algunas de estas masías son auténticas joyas. Este es el caso de Can Vilardell, un edificio catalogado del siglo XVI (a pesar de que también tiene elementos románicos y góticos), enorme, muy muy conservado y tan sólo a unos centenares de metros del Hospital de Mataró. Sus propietarios lo usan como residencia, y hasta ahora no tenían ninguna otra posibilidad. El catálogo elaborado por el Ayuntamiento, en cambio, los permitiría construir una ampliación de la finca, en un espacio previamente determinado que no afectara el paisaje, por sí quieren reconvertir la casa en un restaurante o un hotel. Ahora dependerá de la voluntad de los propietarios. El mismo pasa con las 36 masías restantes. Can Diviu, a Valldeix, se convertirá en una residencia. Can Carandini, ubicada en un espectacular solar al vecindario de Mata con espléndidas vistas al mar, se transformará en un restaurante especializado en banquetes de casamientos. Su propietario está arreglando los jardines y prevé añadir una nueva construcción para dar cabida a los comensales. Un proyecto que tenía en mente desde hace tiempo pero que la legislación vigente no le permitía salir adelante. El plan prevé que todas las masías puedan hacer ampliaciones de hasta 50 m2, y en casos concretos se podrá superar esta cifra, siempre que la obra que se construya se integre correctamente en el paisaje.
En el catálogo también figuran algunas masías abandonadas y en mal estado, y otras casas los propietarios y residentes de las cuales de momento no han anunciado intenciones de explotarlas económicamente. Este es el caso del anteriormente citada Can Vilardell, de Can Elige, protegida al máximo nivel en el Catálogo del Patrimonio Arquitectónico de Mataró gracias a su torre de vigilancia del siglo XVI; o Can Pineda, un auténtico palacio con jardines neoclásicos y restos de sepulcros neolíticos. "Sólo el hecho que se viva en estas casas, pero, ya es una manera de gestionar estos espacios", ha apuntado Bassas.