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V. B.

L’Ayuntamiento defiende la ‘discriminación positiva’ de la grúa a Cerdanyola

Consideran que con datos en la mano de déficit de aparcamientos a la zona pueden responder en los otros barrios que reclamen un trato similar

Por qué la grúa hace la vista gorda a determinados calles de Cerdanyola, y no a Vía Europa, Cereza, el centro o el Plan de en Boet? Qué argumentos tiene el Ayuntamiento para defender este discriminación positiva, ante las voces que seguramente llegarán otros barrios que reclamen un tratamiento similar? El consistorio esgrime ahora cifras de déficit de aparcamiento a la zona para justificar este privilegio que se remonta en el tiempo pero que, por otro lado, tan sólo ha reconocido públicamente obligado por la filtración de un mail interno de la Policía local.

El Ayuntamiento calcula que el déficit de aparcamiento residencial es de 2.850 plazas, de las cuales una gran mayoría, 1.667, se concentran a Cerdanyola Norte y Sur. La otra gran parte, 854, a Rocafonda. En el primer sector, de largo el barrio más poblado de la ciudad, hay seis calles donde el servicio de grúa municipal no actúa de oficio, tan sólo a requerimiento vecinal (calles Vallès, Garrotxa, Maragall entre Molino de Viento y Roca Blanca, Vitoria, Virgen de Paloma y Jaume I), mientras que en el segundo tan sólo hay un (Don Quijote). Fuentes de Vía Pública explican que esta situación generaba "agravios a los vecinos de la zona" y que la presión se acababa trasladando a las zonas cercanas (polígono de Pla de en Boet en el caso de Cerdanyola, El Palacio en el de Rocafonda).

"Podemos demostrar empíricamente que estas zonas merecen una discriminación positiva respecto a otros. Si un vecino de Vía Europa, Cereza o Habana nos reclama que también lo aplicamos en su barrio, le podemos explicar por qué lo hacemos en una zona y no en otra", constatan fuentes municipales. El que no saben explicar desde el Ayuntamiento, de manera sorpresiva, es desde cuando se aplica esta política de discriminación positiva, especialmente a Cerdanyola. Algunas fuentes apuntan que se hace como mínimo desde el último mandato del tripartito, otros sitúan el origen en el conflicto de las zonas azules del año 2002, y hay que van mucho más allá y afirman que se remonta a hace más de 30 años.

Cómo es posible esto? Porque no es un acuerdo oficial firmado con luz y taquígrafos, sino algo más nebulós, un "acuerdo tácito con los vecinos", tal y como lo definen desde el propio consistorio. Un acuerdo que ahora han tenido que hacer público y justificar a cocida a salto de mata con toda una serie de datos a raíz de la filtración del correo electrónico. El citado e-mail es un recordatorio que un inspector de la Policía Local envió a un caporal porque comunicara a los agentes "las calles donde la grúa no tiene que actuar". Cuando entran nuevos agentes, hay que recordarlos esta directriz. Desde el Ayuntamiento consideran que los motivos por los cuales se aplica siguen vigentes, puesto que no se ha resuelto el problema del aparcamiento, y por lo tanto la discriminación positiva se mantiene. Una discriminación que sólo se plantea en las actuaciones de oficio: si hay requerimiento vecinal, la grúa va. En la calle Joan Maragall, uno de los "amnistiados" por la grúa, el servicio se llevó 20 coches durante el cuarto trimestre de 2015.

A pesar de que algunas fuentes apunten que hace más de 30 años que se aplica, el Ayuntamiento defiende que esta situación no puede ser eterna. Confían que durante este mandato se desarrolle el sector del Sorrall, y que los aparcamientos que se generen permitan disminuir la presión al entramado urbano de Cerdanyola. Este año también se tiene que aprobar el anhelado Pla de Movilidad, que entre otros muchos retos que le han caído encima, tiene que ayudar a resolver el déficit de aparcamiento residencial que sufre la ciudad.


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