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Rubén Escobar

L’hábito no hace el monje

Oh happy day! Esta es la proclama, seguramente, más reclamada hoy en día a las conciencias de la gente. El ser humano, en su versión más primogénita, y hasta la más elevada evolución homínica, busca en su vida un sentimiento de larga duración que se pone en peligro por múltiples razones en época de crisis económica: la felicidad. El domingo día 10, la Sala Cabañas representó por séptima vez entre mayo y el junio una nueva obra dirigida por Toni Grané y que emula la película protagonizada por Whoopi Goldberg. Además, el fútbol no fue obstáculo porque muchos espectadores quisieron ir decididamente al teatro mataroní para presenciar el musical de la Cabañas. Tanto es así que el recinto de La Riera se llenó a tope, con platea y anfiteatro incluidos. Y no salieron decepcionados. La gente pudo salir de la sala con una sonrisa a la cara y con la satisfacción de haber presenciado una obra con un gran trabajo de puesta en escena y un anchísimo reparto. La felicidad hizo acto de presencia, consciente o inconscientemente.

La obra de teatro explica la vida de una cantante que se ve inmersa en una problemática con la mafia, que no parará de perseguirla hasta encontrarla. Decidida a no poner su vida en peligro, acut a la policía para protegerse. El cuerpo de seguridad lo aloja en un convento, donde tendrá que cambiar totalmente de hábitos -en las dos connotaciones de la palabra -. Y es que la vida convulsa de la protagonista se reordena en el claustro eclesiástico. La Madre Superiora envía a la joven protagonista a dar clases de música al corazón de la escuela, donde el antiguo profesor no encuentra la fórmula para adentrar sus alumnos, trapaceros de arriba abajo, en el mundo de la acústica musical. Con su carisma y autoridad, la monja hace que los niños y niñas empiecen a encontrar el gusto en la música y consigue hacer un concierto final fruït del esfuerzo como maestra. A pesar de que la obra tiene un momento trágico en una de sus partes, Grané transmite diferentes mensajes con un acompañamiento musical conducido por Georgina Blanch y Rubén Bes nada despreciable. En síntesis, un complejo montaje de humor con el gospel como hilo conductor que aprueba con nota el examen del público. Se tiene que tener cuidado, pero, porque se puede llegar a entender que pasar por el clero te purifica y te entrega de dificultades. Y no todo el mundo puede estar de acuerdo.

Con este Oh happy day! la Sala Cabañas pone punto y final a la temporada. Todavía se podrá ver el día 16 y el día 17 de junio. El hábito hace el monje? A veces, siguiendo concepciones cartesianas, las apariencias engañan. La protagonista, sin pertenecer a la orden religiosa, muestra su vertiente más receptiva cuando participa. Y no condicionada por el tipo de ropa que trae, sino por el contexto concreto en el que aterriza. Así pues, el hábito, un objeto tanto material, no puede hacer al monje, porque el monje nace o se hace él mismo. Pero nunca lo puede hacer un trozo de tela.