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Francesc Masriera Ballesca

La Fundación Jaume Vilaseca en horas bajas

Por razones profesionales he seguido con interés la evolución del sueño de Jaume Vilaseca, empresario mataroní que se hacía estimar por todos los que lo trataban. Un proyecto alentador que consistía al dotar en la ciudad de Mataró de un Museo técnico de maquinaria por el género de punto; maquinaria originaria de los talleres mecánicos que existieron en Mataró y en otros lugares de Cataluña. Historia reciente, por los que ya somos grandes, que representó poner Mataró en una inmejorable dinámica económica y un centro de reconocida capacidad productiva en la especialidad del género de punto. Se podía manufacturar el producto sin abandonar el municipio. Desde el tejido hasta la confección y el acabado, a punto de ser comercializado. Y esto es nuestra historia del siglo XX, en la cual hay muchas familias y generaciones implicadas.

Jaume Vilaseca puso los fundamentos, sin ahorrar esfuerzos. A su defunción la familia los ha asumido manteniendo el impulso; conjuntamente con un entusiasta equipo de técnicos que estima el oficio y un grupo de gestión encabezado por Josep Maria Ferrer, dedicado al estudio, la divulgación y a ponerlo en el mapa de la red de museos.

En la calle Baldomer Vila, circulares y remalladores, interlocks y tricotosas... funcionan y han sido muy visitados los días concertados; los archivos reúnen la historia industrial de nuestra ciudad, con la voluntad que este patrimonio sea un elemento vive que nos prestigiï. Se ha hecho a lo largo de los años y encarando demoras y contrariedades. Ahora cierran puertas, han resistido mucho, en espera de que a Can Marfà soplen mejores aires. Otro equipamiento expositivo perdido? Ay la política!