El señor Jaime Mayor Orea, candidato que encabeza la lista de las elecciones europeas del PP, tiene todo el derecho de decir el que piensa, siempre que no transgredeixi las normas más elementales en relación a la verdad.
Sus declaraciones sobre la educación catalana, que equivocadamente denomina inmersión, nos hacen dar cuenta hasta qué punto el odio en Cataluña puede hacer desvariar una mente, que bastante querríamos considerar lúcida, pero cómo hemos podido comprobar de hace tiempo, es de pensamiento turbio.
La lástima es que, lejos de enmendar los que van errados hasta el nivel de la locura, el mencionado señor y el partido español que ha asumido sus tesis, puedan contar con Alícia Sánchez Camacho , líder de los populares catalanes, para abonar el ataque a la Ley de Educación Catalana.
Todo el que dice esta gente es una pura falacia. Una falsedad que sólo puede obedecer al odio más reconcentrat a todo aquello que suponga una cierta normalidad para Cataluña.
Vamos por palmos. La inmersión lingüística es un término que pertenece a la pedagogía, no es el sistema educativo de Cataluña. No se aplica en todas las escuelas, sólo en aquellas donde hay matriculados un porcentaje elevado de alumnos nocatalanoparlant. El sistema de enseñanza catalana posee un modelo educativo propio la escuela catalana en lengua y contenidos, un modelo que viene de muy lejos, no improvisado. La inmersión lingüística el que proporciona es que aquellos alumnos que llegan a la escuela sólo hablando una lengua puedan asumir con plenitud, de manera vivencial, la lengua de su país, y, en consecuencia, incorporarse al modelo catalán de Educación, sin ser discriminados por razones de lengua.
Por lo tanto, proporciona a todos los chicos y chicas los mismos conocimientos lingüísticos y culturales porque es puedan desarrollar con las mismas posibilidades. Y siempre con la docencia y práctica del castellano.
Falta a la verdad quien dice que la aplicación de la inmersión lingüística no es constitucional. El artículo 3 de la Constitución española advierte que las lenguas oficiales de las comunidades autónomas tienen que ser objeto de especial respeto y consideración, cosa que no dice del castellano, lengua oficial a todo el estado. También el Tribunal Constitucional ha avalado, con sentencia de 1994, el modelo educativo catalán, la bonesa del cual justifica para establecer una conjunción lingüística.
No acaba, pero, con esto la ligereza, para no decir mala fe, de las afirmaciones de los populares, cuando aseveran que la inmersión es la culpable de la ignorancia de miles de estudiantes de Cataluña. ¿También restan analfabetos los estudiantes del Canadá, de Finlandia, Bolzano, California, Estados Unidos y de veinte-y cuatro países más, como mínimo ? Resulta que, en la medida objetiva de los conocimientos de los alumnos de Cataluña, realizada por Programs International Student Assessment (PISA), se muestran resultados superiores de los escolares catalanes a los obtenidos por los alumnos del resto del Estado, y hay que advertirlo, estos sin el estudio de ninguna lengua propia de la autonomía.
Y hay que remarcar aunque los padres que quieran la enseñanza en castellano en las primeras enseñanzas, la Ley catalana los ampara. No seamos ingenuos, no hay ningún país del mundo en el cual se pueda elegir la lengua de enseñanza a puro arbitrio.
Y por si no hubiera basta, los señores del partido Popular olvidan la aprobación de la Unión Europea que, no sólo avala el modelo de Escuela Catalana, sino que alaba y recomienda la aplicación de la inmersión lingüística cuando haga falta.
Es de lamentar que una opción política formada por gente de aquí, limite sólo su catalanidad a las siglas que la representan, cuando menos en este aspecto tan trascendental.
Sus declaraciones sobre la educación catalana, que equivocadamente denomina inmersión, nos hacen dar cuenta hasta qué punto el odio en Cataluña puede hacer desvariar una mente, que bastante querríamos considerar lúcida, pero cómo hemos podido comprobar de hace tiempo, es de pensamiento turbio.
La lástima es que, lejos de enmendar los que van errados hasta el nivel de la locura, el mencionado señor y el partido español que ha asumido sus tesis, puedan contar con Alícia Sánchez Camacho , líder de los populares catalanes, para abonar el ataque a la Ley de Educación Catalana.
Todo el que dice esta gente es una pura falacia. Una falsedad que sólo puede obedecer al odio más reconcentrat a todo aquello que suponga una cierta normalidad para Cataluña.
Vamos por palmos. La inmersión lingüística es un término que pertenece a la pedagogía, no es el sistema educativo de Cataluña. No se aplica en todas las escuelas, sólo en aquellas donde hay matriculados un porcentaje elevado de alumnos nocatalanoparlant. El sistema de enseñanza catalana posee un modelo educativo propio la escuela catalana en lengua y contenidos, un modelo que viene de muy lejos, no improvisado. La inmersión lingüística el que proporciona es que aquellos alumnos que llegan a la escuela sólo hablando una lengua puedan asumir con plenitud, de manera vivencial, la lengua de su país, y, en consecuencia, incorporarse al modelo catalán de Educación, sin ser discriminados por razones de lengua.
Por lo tanto, proporciona a todos los chicos y chicas los mismos conocimientos lingüísticos y culturales porque es puedan desarrollar con las mismas posibilidades. Y siempre con la docencia y práctica del castellano.
Falta a la verdad quien dice que la aplicación de la inmersión lingüística no es constitucional. El artículo 3 de la Constitución española advierte que las lenguas oficiales de las comunidades autónomas tienen que ser objeto de especial respeto y consideración, cosa que no dice del castellano, lengua oficial a todo el estado. También el Tribunal Constitucional ha avalado, con sentencia de 1994, el modelo educativo catalán, la bonesa del cual justifica para establecer una conjunción lingüística.
No acaba, pero, con esto la ligereza, para no decir mala fe, de las afirmaciones de los populares, cuando aseveran que la inmersión es la culpable de la ignorancia de miles de estudiantes de Cataluña. ¿También restan analfabetos los estudiantes del Canadá, de Finlandia, Bolzano, California, Estados Unidos y de veinte-y cuatro países más, como mínimo ? Resulta que, en la medida objetiva de los conocimientos de los alumnos de Cataluña, realizada por Programs International Student Assessment (PISA), se muestran resultados superiores de los escolares catalanes a los obtenidos por los alumnos del resto del Estado, y hay que advertirlo, estos sin el estudio de ninguna lengua propia de la autonomía.
Y hay que remarcar aunque los padres que quieran la enseñanza en castellano en las primeras enseñanzas, la Ley catalana los ampara. No seamos ingenuos, no hay ningún país del mundo en el cual se pueda elegir la lengua de enseñanza a puro arbitrio.
Y por si no hubiera basta, los señores del partido Popular olvidan la aprobación de la Unión Europea que, no sólo avala el modelo de Escuela Catalana, sino que alaba y recomienda la aplicación de la inmersión lingüística cuando haga falta.
Es de lamentar que una opción política formada por gente de aquí, limite sólo su catalanidad a las siglas que la representan, cuando menos en este aspecto tan trascendental.