Ayuntamiento y Corte Inglés han formalizado, por fin, la compraventa del solar donde se instalarán los grandes almacenes. Una firma largamente esperada que cierra un capítulo de la ciudad muy conflictivo en el entorno del asunto can Fàbregas, y abre un de nuevo que hay que esperar más constructivo. Así lo pone de manifiesto el simbólico apretón de manos de manso entre el actual alcalde, Joan Mora, y el anterior, Joan Antoni Baron, en el acto de firma, después de años de crudos enfrentamientos; y que todos los grupos municipales estuvieran presentes. También ayuda que se haya concretado un calendario. Las previsiones apuntan que las obras del centro comercial se podría iniciar en los cercanos seis meses, para abrir puertas el otoño de 2014. Tal y como dijo Joan Mora, la firma del contrato representa "un gran paso por la ciudad, para hacerla reavivar y para generar optimismo". Este es el papel que se le supone el Corte Inglés en Mataró: ejercer de locomotora, dar nueva vida al tejido comercial de la ciudad, y ser un faro que permita divisar nuevos tiempos un poco mejores para una ciudad maltratada por la crisis y el paro. Esperanzas quizás exageradas, pero ahora mismo Mataró no dispone de ninguno otro referente de futuro de esta dimensión. El impacto que tiene que tener el Corte Inglés en el conjunto del comercio mataroní, pero, no se producirá por sí solo. Los grandes almacenes tienen que ser un polo de atracción de nueva clientela al corazón de la ciudad, que también tiene que repercutir en sus diferentes esos comerciales. Para que esta idea sea una realidad, hace falta una intervención decidida en estos ejes, especialmente en el ámbito urbanístico, de cara a potenciarlos y facilitar que el tránsito de los clientes del Corte Inglés hacia el resto del tejido comercial de la ciudad. En este campo, pero, no se ha avanzado nada. El estado actual de las arcas municipales tampoco ayuda a ser muy optimista, pero si no hay una actuación decidida, las presuntas repercusiones positivas del Corte Inglés pueden quedar en nada. Hay que evitar, por encima de todo, que los grandes almacenes sean la segunda parte de Mataró Park, un polo comercial independiente que ha acabado aportando muy poco al conjunto de la ciudad.