A las ocho y media en punto, los últimos espectadores que accedían en el Parque Central por la puerta de la izquierda corrían para no quedarse a detrás de todo un golpe empezara el concierto. A la cabeza de diez minutos, un juego de luces blancas y de acuerdos de teclado anunciaba el inicio de la actuación. Los componentes del grupo hombres bajo, guitarra, teclados y la batería, en segunda fila- quedaban illuminats por las luces haciendo el pasillo porque entrara la cantante del grupo, Amaia, haciendo desbordar el ambiente, vestida con un conjunto negro y de piel. Cogió el micro Buenas noches, Mataró!, empezó a hacer enloquecer el público con las canciones que hablan de amores y cotidianidad. La gente, que llenaba a tope toda la pista central del Parque, saltaba y bailaba con cada canción, sobre todo en sus retornos enganxoses. Y mira que el día antes habían tocado en Pamplona, ya. Por algo Lo que te contiene mientras te hacías la dormida debe de haber vendido ya 700.000 discos en todo el mundo.
El concierto fue un éxito y prueba de esto es que la gente vino de todas partes tan del Maresme cómo de las comarcas inmediatas- y de hecho el concierto estaba dirigido a toda aquella gente no los pudo ver a la última actuación en Barcelona, a principios de julio. Cristina Piojo y Andrea López, por ejemplo, venían de Alella y, con once años, eran de las más pequeñas de la fiesta y se mostraban especialmente tocadas por la cantante del grupo: Nos gusta mucho cómo canta, su voz y cómo es ella, decían. Su canción preferida era Rosas, el single del nuevo disco. El público, pero, mayoritariamente rondaba la veintena. Paula Romero, por ejemplo, tenía 25 y había venido de Sant Cugat del Vallès: Me gusta mucho el último disco, aseguraba. No se recordaba del nombre de las canciones, pero si del número que ocupaban en el disco, señal que gira a menudo a su reproductor.
El concierto fue un éxito y prueba de esto es que la gente vino de todas partes tan del Maresme cómo de las comarcas inmediatas- y de hecho el concierto estaba dirigido a toda aquella gente no los pudo ver a la última actuación en Barcelona, a principios de julio. Cristina Piojo y Andrea López, por ejemplo, venían de Alella y, con once años, eran de las más pequeñas de la fiesta y se mostraban especialmente tocadas por la cantante del grupo: Nos gusta mucho cómo canta, su voz y cómo es ella, decían. Su canción preferida era Rosas, el single del nuevo disco. El público, pero, mayoritariamente rondaba la veintena. Paula Romero, por ejemplo, tenía 25 y había venido de Sant Cugat del Vallès: Me gusta mucho el último disco, aseguraba. No se recordaba del nombre de las canciones, pero si del número que ocupaban en el disco, señal que gira a menudo a su reproductor.