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Mataroní vertical

Sílvia Ruiz

"La tranquilidad que no tenía en Rusia sí que la encuentro en Mataró"

Sección mataroní de aquí y de allá: Irina Zakharova. Llegó a Mataró desde Moscú en 2012.

Irina Zakharova es una chica rusa de 29 años que este verano hará tres años que vive en Mataró. Nació a la República Txuvàixia (en el centro de Rusia) y vivió los últimos tres años en Moscú. Allá estudió Diseño de Interior y estuvo trabajando como 'contento manager' en una página web. Irina está en la capital del Maresme por su actual pareja, un mataroní al cual conoció en 2008 en un congreso internacional de esperanto en Hungría. Cuatro años más tarde vino a Cataluña de vacaciones y entonces empezaron la relación. Después de una temporada de viajes en Rusia y en Mataró, se casaron y empezar una vida juntos aquí. La pareja tiene una hija de 8 meses, la Núria. "En Mataró se vive muy bien por el clima, la comida y la salud", asegura, y apunta que "me sorprende que los catalanes luchen tanto por su lengua y después con un extranjero enseguida cambian y hablan el castellano, cuando yo al principio sólo hablaba catalán".

Cómo fueron los inicios?
El primero que hice fue estudiar catalán. Entre mi pareja y yo hablábamos esperanto, puesto que ni yo sabía catalán ni él ruso. Todos sus amigos y familia hablaban catalán y decidí estudiarlo antes de que el castellano, para sentirme más integrada. Hice un curso inicial de catalán a Moscú y después seguí aquí. Al principio me costaba mucho, no entendía nada y pensaba que no lo aprendería nunca.

Qué te ha sorprendido más de aquí?
Me gustó mucho el clima y el buen tiempo. Y sobre todo el hecho de que lo tenéis todo al lado, el mar, la montaña... Piensas "qué paraíso, que bien que viven!". Para los rusos el mar es para ir a hacer vacaciones después de trabajar todo el año y vosotros, viviendo aquí, esto no lo valoráis y lo veis muy normal. Lo tenéis todo al lado, mientras que allá todo es lejos. Para vosotros una hora en coche es muy largo y para nosotros no es nada.

Alguna diferencia más respecto a la vida en Rusia?
El mercado. Vosotros cogéis una bolsa y ponéis el que quered. Allá tú no puedes tocar las verduras y las frutas, las tiene que poner el vendedor.

Alguna anécdota?
Cuando conocí mi marido no hubiera pensado nunca que era un español. Para mí las personas de aquí eran todas morenas y, cuando llegué, vi que había gente con la piel blanca. Sólo son estereotipos, como los de la gente que me decía que a mi país todo el mundo bebe vodka siempre!

Qué echas de menos?
A veces el frío y también la comida. Aquí se come muy bien pero me hacen falta cosas que aquí no puedo encontrar. El requesón, por ejemplo, es muy diferente. Por supuesto, echo de menos la familia y los amigos. Hace dos años que no voy a Rusia porque estaba embarazada pero este verano sí que iremos con la niña a verlos a todos.

Qué te gusta de Mataró? Y que no?
Que lo tengáis todo cerca. Si quiero salir a pasear voy a pie, si quiero ir al mar también... Me gusta este tipo de vida, no tener que coger el metro para todo. Mataró es una ciudad pequeña pero tengo tranquilidad, mientras que a Moscú todo el mundo corre y vivía muy estresada. El que no me gusta es la falta de respeto o de educación que tienen las personas de aquí hacia la gente mayor o con niños pequeños a la hora de dejarte para atravesar una calle o un asiento en el transporte público.

Cómo te planteas el futuro?
A veces me he planteado volver a Rusia, por temas de trabajo o porque aquí no tengo tantos amigos como allá. A pesar de esto, en un futuro me veo en Mataró. Es la ciudad que me acogió y encuentro que se vive muy bien.

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