Cualquier tiempo pasado fue anterior pero a veces vale la pena mirar atrás y reencontrar las figuras que ha quedado olvidadas. El grande Vázquez reivindica una de estas figuras, la del creador de las Hermanas Gilda, Anacleto Agente Secreto o el Abuelo Cebolleta, un entrañable caradura y genial, mujeriego y moroso hasta extremos dramáticos, que se vio superado por la popularidad de sus personajes y por su propia leyenda. Vàzquez se hizo un nombre entre las páginas de los cómicos de la editorial Bruguera en cincuenta y sesenta, las mismas donde empezó su carrera otro historietista famoso, Francisco Ibáñez, que se inspiró en su maestro en uno de los personajes de la Rue del Percebe. Vàzquez mismo había convertir, mucho antes, sus peripecias para huir de los acreedores en el material para sus tiras cómicas, hasta que la realidad superó la ficción y los continuos problemas económicos y con la ley lo relegaron a un immerescut segundo plan. El director Óscar Aibar saca de este relativo olvido al Grande Vàzquez y lo pone en la piel de otro grande, aquí un inmenso Santiago Segura y no por el físico sino por su interpretación, contenida y medida y al mismo tiempo divertidísima, una de las mejores de su carrera. Segura es el grande Vàzquez en una película que es como una de sus historietas, divertida y entrañable a pesar del trasfondo amargo de la época, donde el humor servía para disimular las injusticias y hacer pasar mejor las penurias. No entra a fondo pero si que se apuntan, al Grande Vàzquez, los problemas con la censura franquista, la persecución política y los problemas sociales. Pero pasa de puntillas, porque prefiere poner humor, picaresca y mucho color a aquellos tiempos oscuros que ya han pasado, y a los cuales sólo hay que volver para reivindicar la importancia del legado de la escuela Bruguera y poner allá donde toca a uno de los grandes de nuestra ilustración.
http://espaiisidor.blogspot.com/
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