Carregant...

Miguel Guillén Burguillos

Larga vida a la feria de Mataró!

Cada año, cuando llega la feria, no puedo evitar recordar cuando era niño y esperaba con impaciencia e ilusión que llegara este momento tan especial del año para la gente de Mataró. O al menos, era muy especial para los niños y niñas con quienes comparto generación, de esto no tengo ninguna duda. Durante los años ochenta y a principios de los noventa seguramente no había la misma oferta lúdica para los niños, y como mucho los padres te traían una vez al año en el Tibidabo, al parque de atracciones de Montjuic, que ya ni existe, o en verano a la Isla Fantasía o Marineland. Pero poca cosa más.

Recuerdo atracciones míticas, muchas de las cuales todavía existen: el mítico "látigo", la sortija, el martillo, el "saltamontes", el pop, la Tagada, el Skylab, el "tapiz", el Tokito o la montaña rusa

La feria de Mataró era un momento muy especial. Yo personalmente recuerdo con alegría como el lunes previo a su inicio empezaban a llegar los camiones con las atracciones desmontadas. "Los cacharros", que decían mis abuelos y mis padres. Lo recuerdo perfectamente porque hice toda la EGB en la escuela Jaume Recoder (ahora escuela Cereza), y la feria la montaban justo al lado, a lo largo de toda la avenida Corregiment, que entonces tenía una fisionomía muy diferente al actual y que servía de precaria arteria de conexión de Cereza con el centro de Mataró. Por aquella calle "íbamos a Mataró", que decíamos y continuamos diciendo los que vivimos a determinados barrios de la ciudad. Conservo bien vive el recuerdo de bajar toda la avenida a mediodía, al salir de la escuela, para ver como los firaires montaban las atracciones. Los padres a menudo nos tenían prohibido hacerlo si no íbamos acompañados de adultos, pero ya sabéis que no siempre hacíamos caso. Yo recuerdo ir muchos días acompañado de mi abuelo, esperando con impaciencia que llegara el viernes y las atracciones empezaran a funcionar. Y recuerdo el miedo que me hacía el demonio que había (y todavía está) encima de la taquilla del tren de la bruja, con aquellas uñas rojas tan largas.

Recuerdo atracciones míticas, muchas de las cuales todavía existen: el mítico "látigo", donde casi todos los mataronins y mataronines de la generación de mis padres conservan alguna fotografía, la sortija, el martillo, el "saltamontes", el pop, la Tagada, el Skylab, el "tapiz", el Tokito, la montaña rusa, el tren de la bruja, el "Coche de papá" de los payasos de la tele, la "noria" obviamente, los coches de choque del Lupotto y el Aragón, aquel túnel del miedo donde se entraba en coche y que tunejaven dependiendo de la serie de TV de éxito (recuerdo que durante algunos años recreaba la serie V)... Atracciones que pagábamos con las pesetas que nos daban los padres y abuelos, especialmente y específicamente para gastar durante la feria, que era un momento muy especial del año. Donde sonaba a toda castaña la música de Rick Astley en aquellos años ochenta... Hay un valioso vídeo en el canal de Mataró Retro de Youtube que os recomiendo ver, porque da testigo audiovisual de todo esto que explico. Me he dejado muchas atracciones, lo sé.

Recuerdo también aquellas tómboles llenas a reventar: que si la "muñeca chochona", que si el "perrito piloto"... Las paradetes de tiro con escopeta, que siempre decíamos que estaban trucadas y que por eso era difícil acertar... Leyenda urbana? Para los más pequeños había (y hay) las paradas de los patitos... Y qué sería de la feria de Mataró sin el Montroy, "el tío de la bota" que todavía dicen algunos abuelos, con su vino rancio y sus lonchas de fuet? Y que haríamos sin la lluvia? Porque la feria de Mataró no es auténtica si la lluvia no te estropea alguna tarde o alguna noche, o varias o todas. Después había la feria de muestras, al antiguo Parque Central, donde los padres te obligaban a ir mientras tú reclamabas volver rápidamente a las atracciones, porque querías subir a no sé cuál... Recuerdo cuando la Caixa Laietana regalaba pósteres del Barça y bolígrafos, o cuando la Cruz Roja organizaba concursos de dibujo...

Con la adolescencia, cuando ya no ibas con los padres, había zonas de la feria donde era mejor no acercarse, porque los "quillos" te pedían veinte duros. "Una libra", que decían ellos, y te amargaban la tarde. Pasan los años, las décadas incluso, y la feria de Mataró sigue siendo uno de los pocos acontecimientos donde participan las gentes de todo la ciudad, esta ciudad plural y compleja que tanto nos estimamos. Quizás sólo la noche de los fuegos artificiales del 27 de julio o la cabalgata de Reyes consiguen aglutinar la Mataró transversal y diversa. Ahora traemos los hijos y algún día querremos traer los nietos. Larga vida a la feria![banner-AMP_5]