Abuela! Vamos, a ver si nos dejan pintar huevos de pascua!. Ainoa Piqueras, de cinco años, recuerda perfectamente el día que participó a las Ferias del Niño, ahora hace un año. Todavía guarda las figuras en la habitación y, de tanto en tan, juega con ellas, dice su abuela, Ángeles Garcia, quien con penas y trabajos controla su nieta, que no para de moverse por todo el aposento. Como Ainoa, un puñado de niños y niñas han pasado hoy martes, día 27, por el Centro Cívico Plan de en Boet, escenario de las Ferias del Niño, un certamen que ha programado actividades diversas y va dedicado a los más pequeños. Estas actividades tienen lugar en dos espacios más de la ciudad, entre los cuales se encuentra la escuela Germanas Bartomeu y el Centro Cívico de los Molinos. El objetivo de esta Ferias, organizadas por la Arcadia y la cooperativa Artijoc y dirigidas a los niños y niñas de 3 a 12 años, es muy sencillo: pasárselo bien y, al mismo tiempo, aprender. Según el coordinador de las actividades, Marc Sala, una cosa no se puede separar del otro: Jugar es la manera más útil porque los más pequeños aprendan.
Primero queremos conocer los niños y después nos animaremos a hacer más cosas, comenta una de las monitores, Estefania Mancha, mientras ayuda a recortar un papel a Anna Mas, de cinco años. Nos está quedando un collage muy bonito, dice sonriente. Mientras tanto, una decena cuando niños se han reunido en la sala del lado, a la ludoteca, donde juegan con diferentes juegos de mesa. Cuando se trata de remover piezas, los niños son los primeros a ir, recuerda Mancha.
Pero de las diversas salas habilitadas para juegos, es el espacio de la Casa de la Música Popular la que despierta de forma especial el interés de la chiquillería. Poder tocar la batería o la guitarra eléctrica es muy tentador por los niños, explica uno de los monitores, Rafa Puerro. A su lado, Martí Barbena, de cinco años, parece entusiasmado tocando la batería. Este chico tiene ritmo; se está divirtiendo de lo lindo, asegura el responsable del instrumento, Manel Sánchez. Mientras toca, el sonido estridente inunda la sala. Al fondo de la misma, la madre del futuro músico, Asunto Graupera, explica que actividades como las Ferias del Niño ayudan a los más pequeños a distraerse cuando no van a la escuela. Cuando puertas aquí un rato añade Graupera-, ya no sientes ni la música. Pero si se lo pasan bien, el objetivo se ha cumplido.
Con todo, los responsables de las Ferias del Niño comentan que la mañana del primer día del certamen ha sido mejor pero que, en general, la afluencia de niños y niñas ha sido constante. Aunque seamos pocos, nos lo pasamos a las mil maravillas, explica el coordinador.
Primero queremos conocer los niños y después nos animaremos a hacer más cosas, comenta una de las monitores, Estefania Mancha, mientras ayuda a recortar un papel a Anna Mas, de cinco años. Nos está quedando un collage muy bonito, dice sonriente. Mientras tanto, una decena cuando niños se han reunido en la sala del lado, a la ludoteca, donde juegan con diferentes juegos de mesa. Cuando se trata de remover piezas, los niños son los primeros a ir, recuerda Mancha.
Pero de las diversas salas habilitadas para juegos, es el espacio de la Casa de la Música Popular la que despierta de forma especial el interés de la chiquillería. Poder tocar la batería o la guitarra eléctrica es muy tentador por los niños, explica uno de los monitores, Rafa Puerro. A su lado, Martí Barbena, de cinco años, parece entusiasmado tocando la batería. Este chico tiene ritmo; se está divirtiendo de lo lindo, asegura el responsable del instrumento, Manel Sánchez. Mientras toca, el sonido estridente inunda la sala. Al fondo de la misma, la madre del futuro músico, Asunto Graupera, explica que actividades como las Ferias del Niño ayudan a los más pequeños a distraerse cuando no van a la escuela. Cuando puertas aquí un rato añade Graupera-, ya no sientes ni la música. Pero si se lo pasan bien, el objetivo se ha cumplido.
Con todo, los responsables de las Ferias del Niño comentan que la mañana del primer día del certamen ha sido mejor pero que, en general, la afluencia de niños y niñas ha sido constante. Aunque seamos pocos, nos lo pasamos a las mil maravillas, explica el coordinador.