Las diecisiete monjas de la comunidad de las germanas concepcionistes de Mataró han tenido que ser desalojadas del convento de la calle Sant Josep, justo junto a la iglesia, por problemas estructurales al edificio. Los hechos ocurrieron jueves de la semana pasada, cuando las religiosas se dieron cuenta de la aparición de unas grietas a la fachada del patio interior del centenario edificio, las cuales en veinticuatro horas se abrieron y extenderse peligrosamente.
Después de una visita y valoración de los técnicos, tanto del Ayuntamiento de Mataró, propietario del edificio, como los de la misma congregación, se procedió al rápido desalojo de las religiosas, la mayoría muy grandes y con dificultades de movilidad. La reinstalación de las religiosas ha sido diversa: algunas han ido a otros conventos que la congregación tiene en Cataluña; otro, las más grandes, han sido trasladadas a un dispositivo de acogida de la Cruz Roja en la calle Energía; y cuatro más, aquellas que pueden valer's por ellas mismas, han ido a vivir a un piso al barrio de Cereza, próximo a la Parroquia de la Sagrada Familia.
El rector de la comunidad parroquial de Sant Josep, Jordi Cussó, ha agradecido el hecho que todo el mundo, feligreses y administraciones, se hayan abocado a ayudar a las religiosas en estos momentos difíciles. Por ellas ha sido un golpe muy fuerte, porque de repente han tenido que abandonar una casa que estiman mucho, puesto que se trata de la suyo madre de la congregación, aquella o vivió y estructuró la obra su fundadora, Alfonsa Caven, ha manifestado Cussó. Hoy se espera el informe definitu de los técnicos sobre el futuro de este edificio, el cual forma parte del catálogo de edificaciones protegidas de la ciudad.
Después de una visita y valoración de los técnicos, tanto del Ayuntamiento de Mataró, propietario del edificio, como los de la misma congregación, se procedió al rápido desalojo de las religiosas, la mayoría muy grandes y con dificultades de movilidad. La reinstalación de las religiosas ha sido diversa: algunas han ido a otros conventos que la congregación tiene en Cataluña; otro, las más grandes, han sido trasladadas a un dispositivo de acogida de la Cruz Roja en la calle Energía; y cuatro más, aquellas que pueden valer's por ellas mismas, han ido a vivir a un piso al barrio de Cereza, próximo a la Parroquia de la Sagrada Familia.
El rector de la comunidad parroquial de Sant Josep, Jordi Cussó, ha agradecido el hecho que todo el mundo, feligreses y administraciones, se hayan abocado a ayudar a las religiosas en estos momentos difíciles. Por ellas ha sido un golpe muy fuerte, porque de repente han tenido que abandonar una casa que estiman mucho, puesto que se trata de la suyo madre de la congregación, aquella o vivió y estructuró la obra su fundadora, Alfonsa Caven, ha manifestado Cussó. Hoy se espera el informe definitu de los técnicos sobre el futuro de este edificio, el cual forma parte del catálogo de edificaciones protegidas de la ciudad.