La llegada al paseo Marítimo la noche del viernes, día 10, impresionaba. Entre el Tornillo y Santo Simó, había tanta gente que en algunos momentos hacía preguntarse si aquello no era la noche del Sarau. Pero, la noche del 24 tocan habaneras. Vigilia de sábado, mucho calor y noche de arranque de la Fiesta Mayor fueron los ingredientes de la fórmula que hizo bajar tanta gente al lado del mar, hasta el punto que algunos tramos eran intransitables. La zona alrededor del escenario de las Habaneras, este año protagontizades por el Grupo Bergantí y Puerto-Bueno, estaba llena a rebosar. La barra donde servían el tradicional Ron Quemado no daba al alcance, y los múltiples bares de playa y establecimientos que hay al entorno se pudieron aprovechar de la situación. Costaba mucho encontrar una silla en cualquier lugar, incluso los bancos del paseo estaban llenos.
Si la atención de la mayoría se centraba en el concierto de habaneras, con todas las sillas dispuestas ocupadas desde el anochecer, tampoco se quedaba atrás el Escenario Abierto, la iniciativa del Colectivo de Músicos del Maresme para promover las formaciones emergentes de la comarca. Cuando finalizaron las Habaneras, mucha gente marchó a casa a guardar fuerzas por el que los esperaba, la Noche Loca, pero otros muchos decidieron continuar la fiesta, y el Escenario Abierto era la única alternativa. Pasadas las cuatro de la madrugada, todavía había conciertos, mientras las barras seguían llenas de actividad y más de un vendedor ambulante hacía el agosto. La fórmula del Col·lectiud de Músicos es buena, un concierto detrás el otro, casi sin interrupciones, y para todos los gustos, desde pop clásico a electrónica, pasando por hard rock y todos los estilos imaginables. La combinación de música en directo al aire libre y playa hizo que muchos decidieran alargar la noche más del que esperaban.
Si la atención de la mayoría se centraba en el concierto de habaneras, con todas las sillas dispuestas ocupadas desde el anochecer, tampoco se quedaba atrás el Escenario Abierto, la iniciativa del Colectivo de Músicos del Maresme para promover las formaciones emergentes de la comarca. Cuando finalizaron las Habaneras, mucha gente marchó a casa a guardar fuerzas por el que los esperaba, la Noche Loca, pero otros muchos decidieron continuar la fiesta, y el Escenario Abierto era la única alternativa. Pasadas las cuatro de la madrugada, todavía había conciertos, mientras las barras seguían llenas de actividad y más de un vendedor ambulante hacía el agosto. La fórmula del Col·lectiud de Músicos es buena, un concierto detrás el otro, casi sin interrupciones, y para todos los gustos, desde pop clásico a electrónica, pasando por hard rock y todos los estilos imaginables. La combinación de música en directo al aire libre y playa hizo que muchos decidieran alargar la noche más del que esperaban.