Dentro del IV Ciclo de Conciertos de Cámara que organiza con gran acierto y categoría el Fomento Mataroní, este sábado 17 de octubre Lezlye Berrio, el joven pianista colombiano residente en Barcelona, ofreció un recital de piano en qué demostró sus grandes calidades como concertista.
El programa memorizado incluía Haydn, Chopin, Zamacois, Fauré y Prokofiev. La gran sorpresa de la velada fue la sensibilidad de este artista para ofrecer, por un lado, dos pequeñas piezas incluidas en una suite juvenil de Moisès Bertran y, por otro lado, dos composiciones de Marcel Olm: El capricho sobre un tema español op. 3, obra de un incipiente y a la vez prometedor joven de 18 años, y el riguroso estreno de Elegía al Amigo Artista, op. 87, sobre un poema de Francesc Masriera y Ballescà, en recuerdo de Jordi Arenas y Clavel (Mataró, 1920-1998), con la colaboración del rapsoda Xavier Ubach. Se trata de un poema delicioso, estructurado en cuatro partes, en que se invoca la reencontrada de los dos amigos en el más allá para acabar escuchando Beethoven.
Marcel Olm, compositor maduro, exigente y en plenitud de facultades artísticas, no ha podido escapar a la demanda de una ofrenda musical tan cálida, sensible y etérea como la que nos ofreció Lezlye Berrio. Una composición que dialoga musicalmente guardando las distancias y a la vez en sincronía con los secretos de la conversación bis a bis entre música y palabra. Xavier Ubach deslumbró con su voz, su sonrisa y la sobriedad de gesto.
Una noche de arte es una noche de hechizo, una noche de satisfacción, una noche llena.
El programa memorizado incluía Haydn, Chopin, Zamacois, Fauré y Prokofiev. La gran sorpresa de la velada fue la sensibilidad de este artista para ofrecer, por un lado, dos pequeñas piezas incluidas en una suite juvenil de Moisès Bertran y, por otro lado, dos composiciones de Marcel Olm: El capricho sobre un tema español op. 3, obra de un incipiente y a la vez prometedor joven de 18 años, y el riguroso estreno de Elegía al Amigo Artista, op. 87, sobre un poema de Francesc Masriera y Ballescà, en recuerdo de Jordi Arenas y Clavel (Mataró, 1920-1998), con la colaboración del rapsoda Xavier Ubach. Se trata de un poema delicioso, estructurado en cuatro partes, en que se invoca la reencontrada de los dos amigos en el más allá para acabar escuchando Beethoven.
Marcel Olm, compositor maduro, exigente y en plenitud de facultades artísticas, no ha podido escapar a la demanda de una ofrenda musical tan cálida, sensible y etérea como la que nos ofreció Lezlye Berrio. Una composición que dialoga musicalmente guardando las distancias y a la vez en sincronía con los secretos de la conversación bis a bis entre música y palabra. Xavier Ubach deslumbró con su voz, su sonrisa y la sobriedad de gesto.
Una noche de arte es una noche de hechizo, una noche de satisfacción, una noche llena.