Una amistad truncada por el fanatismo, un agujero que se va tirando cada vez más grande a través del intercambio de cartas que cruzan el océano que separa los dos amigos antes inseparables. Este es el planteamiento de Dirección Desconocida, que reúne dos de los grandes actores catalanes del momento: Eduard Fernàndez y Lluís Homar. El montaje, dirigido por el propio Homar, llega este fin de semana al teatro Monumental después de lograr un gran éxito de público y de crítica a la sala Villarroel de Barcelona.
El almenya Martin Schulse (Lluís Homar) y el judío nordamericà Max Einsenstein (Eduard Fernàndez) son los protagonistas del montaje. Viven en Estados Unidos, donde regentan una galería de arte. Pero Schulse decide volver a Alemania, en 1933. Einsentsein se queda en California, y los dos mantienen la amistad a través de las cartas. La relación epistolar, pero, marcará el declive de esta amistad con el ascenso de Hitler coma nuevo canciller alemán. Schulse empezará a sentir una afección cada vez más radical verso el nuevo líder nazi, mientras que Einsentsein, preocupado por el futuro de los judíos de su país natal, advertirá a su amigo que está cometiendo un grave error. Pero el fanatismo se impondrá entre los dos, y nunca más nada volverá a ser el mismo.
En la presentación del montaje, Homar apuntó que lobra hace "vértigo" porque muestra "con qué facilidad nos podemos descarrilar". "Sean qué sean las circunstancias el único responsable del qué hace es un mismo". Eduard Fernàndez, por su parte, va alabar Dirección Desconocida como una obra que "no es ni fácil, ni clara ni sencilla" y que es capaz de mostrar como se construye y se destruye una amistad.
El almenya Martin Schulse (Lluís Homar) y el judío nordamericà Max Einsenstein (Eduard Fernàndez) son los protagonistas del montaje. Viven en Estados Unidos, donde regentan una galería de arte. Pero Schulse decide volver a Alemania, en 1933. Einsentsein se queda en California, y los dos mantienen la amistad a través de las cartas. La relación epistolar, pero, marcará el declive de esta amistad con el ascenso de Hitler coma nuevo canciller alemán. Schulse empezará a sentir una afección cada vez más radical verso el nuevo líder nazi, mientras que Einsentsein, preocupado por el futuro de los judíos de su país natal, advertirá a su amigo que está cometiendo un grave error. Pero el fanatismo se impondrá entre los dos, y nunca más nada volverá a ser el mismo.
En la presentación del montaje, Homar apuntó que lobra hace "vértigo" porque muestra "con qué facilidad nos podemos descarrilar". "Sean qué sean las circunstancias el único responsable del qué hace es un mismo". Eduard Fernàndez, por su parte, va alabar Dirección Desconocida como una obra que "no es ni fácil, ni clara ni sencilla" y que es capaz de mostrar como se construye y se destruye una amistad.