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Francesc Masriera

Los conciertos de música clásica en Mataró hoy

Me gusta la música y la clásica todavía más. Me gusta y no soy experto, buenos amigos sí que lo sueño y me orientan. Dicho esto, considero que en Mataró el déficit de público en cuanto a asistencia a los conciertos es conocido. Me explico: el público de concierto escasea. Cierto que hay Escuela Municipal de Música de Mataró y academias privadas, también grupos corales con buena tessitura musical, la Misa de Gloria de padre Blanch que muchos cantan o la han cantado y. aún así, los c conciertos al Fomento, que tan se esmera traer adelante el señor Villano, no arrancan, con poca asistencia, a menudo mínima. Qué pasa?

La proximidad de Barcelona, la poca divulgación, el coste de la entrada, la facilidad al escuchar grabaciones de mucha fidelidad... son pretextos que no se aguantan. El Mataró musical ha vivido otros tiempos, temporadas remarcables, con un público fiel que participaba presencialmente y económicamente. Es el caso de una Asociación de Música de Mataró (1927-1932) con unos conciertos mensuales de alto calatge, mantenidos en gran parte gracias a los asociados. Unos conciertos con figuras de llamada internacional, con el Orfeón Catalán bajo la dirección de Lluís Millet, con la Orquesta Pau Casals de la Asociación Obrera de Conciertos con el maestro al frente, con actuaciones como el pianista Arthur Rubinstein... y todo mantenido por una asociación privada.

En el Parque Central hay seis monolitos con bustos de homenaje dedicados a Anselm Clavé, 1911, Pep Ventura, 1925, Juli Jarrete, 1934, Lluís Millet, 1967, Pau Casals, 2004, Honorado Vilamanyà, 2015. Otro hecho significativo, el 1927 se inauguró el gran órgano de la Basílica de Santa Maria. Realidades que dan carta de naturaleza al empujón musical de la ciudad. El 1950 un grupo de melómanos que organizaban veladas musicales a casa de la familia Viladevall Puntí, a la calle de Barcelona, fundó una nueva Asociación de Música de Mataró (1950-1960). Se inicia así la disposición de ofrecer en la ciudad el mejor de la música clásica que corría por Cataluña, cosa que se consiguió a lo largo de toda una década. A los conciertos de las mañanas del domingo al Teatro Monumental pasaba lo mejor de lo mejor. Más adelante, desaparecida esta asociación, Caja Laietana mantuvo el buen nivel con una destacada programación. Los conciertos de pequeño formato se hacían a la primera planta de la Biblioteca Popular de la Plaza Santa Anna. También aparecieron unas Juventudes Musicales que aportaron su gra de arena.

Esta es una ligera exposición del pasado musical mataroní. El caso actual es especial, más bien incomprensible: se ha avanzado en educación y promoción musical y, aún así, la poca disponibilidad que hay para frecuentar los conciertos de música clásica se hace más que evidente. Me sabe mal.