Los Mossos d'Esquadra, en colaboración con la Policía Local, desmanteló el pasado miércoles tres talleres ilegales de confección donde trabajaban explotadas 11 personas de nacionalidad china. A la operación, los agentes detuvieron el encargado de un taller, Xue G, de 33 años, como pressumpte autor de un delito contra el derecho de los trabajadores.
Los tres talleres se encontraban situados al número 5 de la calle Damià Campeny, al número 5 de la calle Masnou y al número 24 de la calle Tres Rocas. Los agentes encontraron el taller de la calle Campeny a la planta baja de un edificio de viviendas. En el interior trabajaban once personas de nacionalidad china en condiciones infrahumanas, 9 de los cuales en situación ilegal. Los chinos trabajaban entre 13 y 15 horas al día de lunes a viernes, con sólo 20 minutos al día de descanso para comer. Estos trabajadores dormíen en unos matallassos en tierra en el reducido espacio de dos habitaciones.
El responsable de atestados del Mossos d'Esquadra, Cristòfol Bonet, explicó que estos trabajadores tenían una total dependencia del detenido, que los facilitaba trabajo y manitenció. Según Bonet, estos chinos tienen importantes deudas con las mafias chinas que los consiguen un billete en Europa por un precio de 6000 euros. El encargado del taller se aprovechaba de esta situación para explotarlos y enriquecerse personalmente. Los sueldos que cobraban los trabajadores de este talleres oscilaban entre los 500 y los 600 euros. La policía también descubrió un aprendiz que, haciendo las mismas horas, cobraba entre 60 y 180 euros.
Los otros dos talleres intervenidos los trabajadores no se encontraban en situación infrahumana. En la calle Tres Rocas, los agentes identificaron 13 personas, cuatro de las cuales se encontraban en el país en situación ilegal. Al taller de la calle Masnou, de 250 metros cuadrados, trabajaban 6 chinos, uno de ilegal. De los 14 trabajadores ilegales, 13 fueron trasladados a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde se los tramitó el expediente de expulsión. Por su parte, el detenido fue puesto a disposición judicial y, posteriormente, dejado en libertad con cargos.
Los tres talleres se encontraban situados al número 5 de la calle Damià Campeny, al número 5 de la calle Masnou y al número 24 de la calle Tres Rocas. Los agentes encontraron el taller de la calle Campeny a la planta baja de un edificio de viviendas. En el interior trabajaban once personas de nacionalidad china en condiciones infrahumanas, 9 de los cuales en situación ilegal. Los chinos trabajaban entre 13 y 15 horas al día de lunes a viernes, con sólo 20 minutos al día de descanso para comer. Estos trabajadores dormíen en unos matallassos en tierra en el reducido espacio de dos habitaciones.
El responsable de atestados del Mossos d'Esquadra, Cristòfol Bonet, explicó que estos trabajadores tenían una total dependencia del detenido, que los facilitaba trabajo y manitenció. Según Bonet, estos chinos tienen importantes deudas con las mafias chinas que los consiguen un billete en Europa por un precio de 6000 euros. El encargado del taller se aprovechaba de esta situación para explotarlos y enriquecerse personalmente. Los sueldos que cobraban los trabajadores de este talleres oscilaban entre los 500 y los 600 euros. La policía también descubrió un aprendiz que, haciendo las mismas horas, cobraba entre 60 y 180 euros.
Los otros dos talleres intervenidos los trabajadores no se encontraban en situación infrahumana. En la calle Tres Rocas, los agentes identificaron 13 personas, cuatro de las cuales se encontraban en el país en situación ilegal. Al taller de la calle Masnou, de 250 metros cuadrados, trabajaban 6 chinos, uno de ilegal. De los 14 trabajadores ilegales, 13 fueron trasladados a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde se los tramitó el expediente de expulsión. Por su parte, el detenido fue puesto a disposición judicial y, posteriormente, dejado en libertad con cargos.