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V. B.

Los pequeños 'profesionales' del correfoc dan vida al Correguspira

El Dragalió y la Momeroteta copan el protagonismo de una cita de nuevo muy participada y que se presenta como el pórtico hacia los grandes actas de fuego

Vestidos como auténticos 'profesionales' del correfoc, tapados de arriba abajo, con la gorra muy calada y el pañuelo que casi no los dejaba ni los ojos a la vista. Unos ojos que mostraban sorprendida y astorament de los más pequeños ante aquellas extrañas figuras que no paraban de escupir fuego. Esta fue un año más la estampa del Correguspira, el correfoc ideado para los niños, que se celebró ayer lunes, día 26, por las calles del centro de la ciudad. Una actividad que de nuevo fue muy participada, puesto que reunió centenares de niños y niñas acompañados de sus padres, a menudo a caballito suyo para poder apreciar mejor el vuelo de los chispazos. Todo un pórtico para los niños hacia los grandes actas de fuego, como la Escapada a Negra Noche del día anterior.

En esta edición un total de cinco pandillas acompañaron el Dragalió y la Momeroteta. El pasacalle estaba encabezado por el Mussolet de Gavà, el Burro pequeño de la Granada del Penedès, el Dragón Pequeño de Montornès y la Pandilla Infantil Diablos de Llavaneres. El dragón vallesenc despertó bastante expectación, con sus altas columnas de fuego, pero las figuras más esperadas por los niños fueron la Momeroteta y el Dragalió. Este último, que realiza este año su cuarta aparición a Las Santas, ya se ha convertido en una de las figuras más reclamadas entre los más menuts.

Los más valientes no tenían problemas a la hora de saltar y bailar bajo el fuego, incluso sin la compañía de sus padres, pero gran parte de los pequeños espectadores prefería mirárselo desde la distancia. Cuando no eran los niños quienes lloraban porque  no se acababan de creer el "si no pasa nada!" de sus padres, eran los propios padres quién los alejaban corriendo, asustados por la primera chispa que veían caer a veinte metros de distancia. Puede ser que las figuras del correguspira sean más amables que terroríficas, que los petardos suenen fluixet e inofensivos y que los diablos no persigan el público con tany furor como su versión adulta. Pero los chispazos al fin y al cabo siguen quemando.