La hermana de la congregación de las Franciscanas Misioneras de Maria y asesora del Vaticano en temas islámicos, Teresa Losada, manifestó miércoles día 29 en Mataró que la inmigración anuncia una nueva civilización, la cual necesitará de una nueva mentalidad ciudadana y más cordialidad entre los pueblos para evitar que esta se convierte en la esclavitud del siglo XXI. Losada, que participó en una conferencia organizada por Justicia y Pau, se mostró convencida que nada parará a los desprotegidos de la Tierra, en referencia a un posible final de la inmigración; y aseguró que la convivencia con los ciudadanos islámicos tiene que producirse a partir de dos elementos: el conocimiento y la coinclusió.
La experta en mundo islámico manifestó la necesidad social de aprovechar este mundo de interdependencia que ofrece la globalización para conocer con más detalle las otras culturas y así acabar con tabúes infundados. Para evitar posibles fricciones con otras culturas hace falta diálogo, aproximación y conocimiento, porque estos tres elementos, a diferencia de las comparaciones que nos confrontan, nos llevan al análisis y, finalmente, a la comprensión, asegura Losada. Un paso más allá del conocimiento, según la profesora de árabe, sería la aceptación. Musulmanes y occidentales nos tenemos que mirar sin tabúes, sin fantasmas históricos y sin espejos deformados; tenemos que generar simpatía verso el islam, aceptándolos tal como son y no cómo querríamos que fueran. Precisamente, para romper algunos de los mitos sobre el mundo islam, la religiosa aseguró que esta se trata de una cultura basada en la paz, la solidaridad y la libre conciencia religiosa.
Por esta asesora en temas islámicos, el segundo elemento necesario por la convivencia intercultural es la coinclusió, un nuevo término que se basa en la integración equilibrada de la población inmigrante y en un conocimiento entre la comunidad de llegada y la de acogida. Losada, convencida que a nivel espiritual es fácil un encuentro entre cristianos y musulmanes, asegura que aquello que realmente nos da miedo es su cosmovisión del mundo. Superar este miedo inicial tendría que ser un reto personal pero también institucional: Hoy la integración del islam exige responsabilidad y una opinión pública positiva al respeto, aseguraba la experta.
Aceptar la inmigración
Las intervenciones finales del público asistente, entre el cual también había musulmanes, pusieron en evidencia la necesidad de trabajar por la aceptación de la inmigración en la sociedad. Por ejemplo, los presentes manifestaron sus miedos hacia una futura islamización de Europa, quejas sobre las ayudas económicas dirigidas a la inmigración o el no cumplimiento de los derechos, pero no de los deberes de los inmigrantes. Respete la incursión acelerada del islam en Europa, Losada fue tajante: No nos tenemos que comer los unos a los otros, el diálogo religioso demuestra que precisamente en el proceso de conocer la otra la persona uno arrecia su propia identidad.
La experta en mundo islámico manifestó la necesidad social de aprovechar este mundo de interdependencia que ofrece la globalización para conocer con más detalle las otras culturas y así acabar con tabúes infundados. Para evitar posibles fricciones con otras culturas hace falta diálogo, aproximación y conocimiento, porque estos tres elementos, a diferencia de las comparaciones que nos confrontan, nos llevan al análisis y, finalmente, a la comprensión, asegura Losada. Un paso más allá del conocimiento, según la profesora de árabe, sería la aceptación. Musulmanes y occidentales nos tenemos que mirar sin tabúes, sin fantasmas históricos y sin espejos deformados; tenemos que generar simpatía verso el islam, aceptándolos tal como son y no cómo querríamos que fueran. Precisamente, para romper algunos de los mitos sobre el mundo islam, la religiosa aseguró que esta se trata de una cultura basada en la paz, la solidaridad y la libre conciencia religiosa.
Por esta asesora en temas islámicos, el segundo elemento necesario por la convivencia intercultural es la coinclusió, un nuevo término que se basa en la integración equilibrada de la población inmigrante y en un conocimiento entre la comunidad de llegada y la de acogida. Losada, convencida que a nivel espiritual es fácil un encuentro entre cristianos y musulmanes, asegura que aquello que realmente nos da miedo es su cosmovisión del mundo. Superar este miedo inicial tendría que ser un reto personal pero también institucional: Hoy la integración del islam exige responsabilidad y una opinión pública positiva al respeto, aseguraba la experta.
Aceptar la inmigración
Las intervenciones finales del público asistente, entre el cual también había musulmanes, pusieron en evidencia la necesidad de trabajar por la aceptación de la inmigración en la sociedad. Por ejemplo, los presentes manifestaron sus miedos hacia una futura islamización de Europa, quejas sobre las ayudas económicas dirigidas a la inmigración o el no cumplimiento de los derechos, pero no de los deberes de los inmigrantes. Respete la incursión acelerada del islam en Europa, Losada fue tajante: No nos tenemos que comer los unos a los otros, el diálogo religioso demuestra que precisamente en el proceso de conocer la otra la persona uno arrecia su propia identidad.