Hasta ahora, las dificultades para diagnosticar la fibromiàlgia, que está relacionada con un dolor muy subjetivo, han hecho que generalmente se la considere a menudo como una enfermedad de cariz psiquiátrico y reumatològic. Pero los estudios que realiza el grupo de la Unidad de Investigación de Resonancia Magnética del CRC-Hospital del Mar dirigido por el doctor Jesús Pujol permiten demostrar que se trata de una enfermedad del cerebro. El psicólogo mataroní Joan Debes de es uno de los miembros de este grupo de investigación que, a partir de resonancias magnéticas, se dedica a observar los efectos que un estímulo doloroso tiene en el cerebro de un afectado de fibromiàlgia. Y los resultados han sido, de momento, sorpresivos. "La respuesta cerebral al dolor que tienen estos pacientes no es normal", explica Joan Debes de, añadiendo que de este hecho se pueden extraer una serie de interesantes conclusiones. La más importante, que la fibromiàlgia "es una enfermedad del cerebro y no una enfermedad psiquiátrica". Y además, que la alteración emocional del paciente "puede mediatitzar, que no determinar, la respuesta cerebral anormal del dolor". Para llegar a estas conclusiones, el equipo ha realizado varios estudios, los cuales han sido reconocidos con premios de la Fundacó de Afectados de Fibromiàlgia y Fatiga Crónica y la Sociedad Española del Dolor, y del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. Además, el grupo ha recibido una beca del ministerio para continuar con sus investigaciones.
Con sus trabajos, este grupo de investigación estudia la manera de objetivar el dolor a través de la respuesta del cerebro ante un estímulo doloroso. Por eso, "ideamos uno empareja a través del cual aplicamos dolor al paciente y vemos si tiene una respuesta normal o anormal". Este aparato, que se ha ido perfeccionando en cada estudio realizado, aplica durante unos según una presión en el dedo y, a través de la resonancia magnética, se observa la reacción del cerebro. Por eso se están estudiando tanto pacientes fibromiàlgia como sujetes "control", es decir, en condiciones normales. En el caso de los enfermos, los estudios han permitido demostrar, por un lado, que el cerebro se mantiene activado más rato de la que dura el estímulo doloroso. Por otro lado, también se ha observado "que en los enfermos se los activan más áreas anatómicas relacionadas con el dolor que en los sujetos control". "Hasta no hace mucho, en neurología, se pensaba que el dolor se localiza en único punto del cerebro. Pero ahora se ha visto que esto no es así y que las áreas anatómicas relacionadas con el dolor se distribuyen en una matriz neuronal con tres dimensiones, la sensorial, el emocional y la cognitiva", explica Manantiales. De aquí se ha llegado a la conclusión que la alteración emocional del enfermo puede hacer que la activación del cerebro tenga una mayor duración, a pesar de que no se trata de un factor determinante. "El estado emocional puede hacer que se intensifique el dolor o se haga crónico", puntualiza Debes de, asegurando que no se tiene que confundir con el origen de la enfermedad. Así, añade, se puede "objetivar el dolor" en una patología donde hasta ahora el médico se tenía que basar en la percepción subjetiva del enfermo.
Neuroimatge para ayudar al diagnóstico
Gracias a estas resultados, por lo tanto, se sabe que la fibromiàlgia no es una enfermedad psiquiátrica sino que está relacionada con la hipersensibilidad al dolor, se pueden explicar mejor sus bases fisiológicas y dar directrices sobre el tratamiento más efectivo en cada caso. Además, estas conclusiones también contribuirán a facilitar el diagnóstico de la enfermedad. En este sentido, Debes de explica que la resonancia magnética se podría utilizar como prueba complementaria en el diagnóstico de los pacientes por temas de invalidez. Aún así, el psicólogo mataroní advierte que todavía queda mucho camino para hacer y que las resonancias magnéticas sólo son "una prueba complementaria" que ayuda a acabar de descartar o no un diagnóstico en el cual se tienen que tener en cuenta otros factores, puesto que, según recuerda, esta enfermedad se diagnostica por exclusión. "La neuroimatge será un recurso más del clínico para diagnosticar la fibromiàlgia", concluye.
Con sus trabajos, este grupo de investigación estudia la manera de objetivar el dolor a través de la respuesta del cerebro ante un estímulo doloroso. Por eso, "ideamos uno empareja a través del cual aplicamos dolor al paciente y vemos si tiene una respuesta normal o anormal". Este aparato, que se ha ido perfeccionando en cada estudio realizado, aplica durante unos según una presión en el dedo y, a través de la resonancia magnética, se observa la reacción del cerebro. Por eso se están estudiando tanto pacientes fibromiàlgia como sujetes "control", es decir, en condiciones normales. En el caso de los enfermos, los estudios han permitido demostrar, por un lado, que el cerebro se mantiene activado más rato de la que dura el estímulo doloroso. Por otro lado, también se ha observado "que en los enfermos se los activan más áreas anatómicas relacionadas con el dolor que en los sujetos control". "Hasta no hace mucho, en neurología, se pensaba que el dolor se localiza en único punto del cerebro. Pero ahora se ha visto que esto no es así y que las áreas anatómicas relacionadas con el dolor se distribuyen en una matriz neuronal con tres dimensiones, la sensorial, el emocional y la cognitiva", explica Manantiales. De aquí se ha llegado a la conclusión que la alteración emocional del enfermo puede hacer que la activación del cerebro tenga una mayor duración, a pesar de que no se trata de un factor determinante. "El estado emocional puede hacer que se intensifique el dolor o se haga crónico", puntualiza Debes de, asegurando que no se tiene que confundir con el origen de la enfermedad. Así, añade, se puede "objetivar el dolor" en una patología donde hasta ahora el médico se tenía que basar en la percepción subjetiva del enfermo.
Neuroimatge para ayudar al diagnóstico
Gracias a estas resultados, por lo tanto, se sabe que la fibromiàlgia no es una enfermedad psiquiátrica sino que está relacionada con la hipersensibilidad al dolor, se pueden explicar mejor sus bases fisiológicas y dar directrices sobre el tratamiento más efectivo en cada caso. Además, estas conclusiones también contribuirán a facilitar el diagnóstico de la enfermedad. En este sentido, Debes de explica que la resonancia magnética se podría utilizar como prueba complementaria en el diagnóstico de los pacientes por temas de invalidez. Aún así, el psicólogo mataroní advierte que todavía queda mucho camino para hacer y que las resonancias magnéticas sólo son "una prueba complementaria" que ayuda a acabar de descartar o no un diagnóstico en el cual se tienen que tener en cuenta otros factores, puesto que, según recuerda, esta enfermedad se diagnostica por exclusión. "La neuroimatge será un recurso más del clínico para diagnosticar la fibromiàlgia", concluye.