27 de julio. Finales de los 80, principios de los 90. Miles de personas han bajado a la playa de Mataró para seguir los veinte minutos de los fuegos artificiales. Cuando se han elevado los tres cohetes finales de rigor se producen unos embussos de consideración a los pasos que atraviesan subterráneamente la línea de tren y la N-II. Algunos quieren ir a la plaza de Santa Anna a bailar sardanas, otros tienen un auténtico trabajazo para llegar a tiempo al inicio de la obra de teatro programada al Monumental, en alguna fiesta mayor también se hace un espectáculo al escenario del parque Central y, después de subir La Riera rodeados de un clima habitualmente caluroso, muchos llegan sacando la lengua... Otros, simplemente, quieren ir a casa lo más rápido posible, porque el día siguiente toca trabajar.
Era bastante claro que aquella noche del 27 de julio, la del día de Las Santas, precisaba de cambios, y estos llegaron de manera esglaonada aprovechando que el paseo Marítimo también se iba renovando y mejorando. El 1991 el hijo del llamado Ronda Rock, que durante dos años había congregado algunos centenares de jóvenes a la ronda Barceló, hizo hacia la playa y actuó como grupo estrella Los Sencillos, junto con varias bandas de Mataró. Pero fue el 1992 cuando al seguido de conciertos y espectáculos que tuvieron lugar a diferentes puntos del paseo Marítimo se le dio el nombre de Sarau. El protagonismo recayó en lo Orquesta Girasol y el grupo africano de danza y percusión Cae Ma Deila, y con una importante presencia de circo en aquella primera edición, con Escarlata Circus y El Grande Circo de los Galindos. El año siguiente las sardanas y sus sabrosas sandías dejaron la plaza de Santa Anna para trasladarse delante lo Centro Natación Mataró, donde estuvieron hasta el año pasado, en que volvieron a su antiguo emplazamiento.
De Tomeu Peña a Carlinhos Brown
A veces inspirado en la Feria de Teatro a la Calle de Tàrrega, y a menudo con los conciertos en directo como principal motor, sonando hasta cuatro bandas a la hora en escenarios diferentes, el caso es que el Sarau ha ido modificándose año tras año sin acabar de convertirse en una de las noches más lucidas de Las Santas, como reconoce el mismo regidor de Cultura, Sergi Penedès. "Lo hemos analizado a fondo, y pensamos que una de las claves es que aquella noche al paseo Marítimo se concentran miles de personas con gustos y preferencias muy diversas, y que también tienen actitudes muy diferentes una vez acabados los fuegos, y esto hace que no sea nada fácil programar el Sarau", considera el presidente del IMAC, que cree que la del 27 ha pasado a ser una noche "parecida a la del 24, la de las habaneras, en que, más que escuchar los grupos, muchos van a reencontrarse con conocidos y a hacerla estallar, y además la programación no acaba muy tarde. El que ocurre es que mientras para la noche del 24 se ha aceptado que sea así, parece que hay un sector de gente que no lo quiera para el 27", reflexiona Penedès. Es la noche en que se acostumbran a sentir quejas muy dispares entre los asistentes: desde los que protestan porque no pueden seguir dos espectáculos que los gustaría y que hacen a la hora, hasta los que consideran que no se puede concentrar todo en un solo punto porque, con la cantidad de gente que se acumula, no se ve nada.
Este año se opta para centrar la oferta en el mundo del circo y vaciar el Sarau de conciertos. "Nunca han acabado de funcionar, y se han pagado precios muy altos por grupos o cantantes conocidos el concierto de los cuales realmente seguía un número reducido de gente. En el contexto actual de crisis económica y mengua de los presupuestos, consideramos que no nos podíamos permitir este gasto", dice el regidor. El listado de artistas consagrados que han pasado por el Sarau en estos 18 años es realmente largo: Lucrecia, Tomeu Peña, Kepa Junkera, Dusmiguet, Los Piratas, Los Delincuentes, Antònia Font, Berri Txarrak... o el brasileño Carlinhos Brown, en 2004, en una contratación que fue polémica por el alto coste y porque, según muchos, no cumplió las expectativas creadas.
La rumba catalana, con grupos como Gertrudis, Patriarcas de la Rumba o Ay, ay, ay, ha sido una de las bandas sonoras del Sarau, mientras que algunas ediciones pusieron por delante aquello que se dice "músicas del mundo", con formaciones de procedencias lejanas, una apuesta que en parte perdió sentido cuando al mismo julio ya se llevaba a cabo en la ciudad el festival Cruce de Culturas. Para los que nunca tienen bastante, los Dj's han llenado muchas veces las últimas horas del 27 de julio. Cine a la fresca y espectáculos teatrales ambulantes han sido otras ofertas de las noches al paseo Marítimo, con resultados desiguales. Quién sabe si con la apuesta por el circo – que no es ni mucho menos un desconocido del Sarau pero sí que es la primera vez que tiene la exclusiva – se consigue clavar un triple salto mortal y se encuentra la fórmula para una de las noches más complicadas de Las Santas.
Era bastante claro que aquella noche del 27 de julio, la del día de Las Santas, precisaba de cambios, y estos llegaron de manera esglaonada aprovechando que el paseo Marítimo también se iba renovando y mejorando. El 1991 el hijo del llamado Ronda Rock, que durante dos años había congregado algunos centenares de jóvenes a la ronda Barceló, hizo hacia la playa y actuó como grupo estrella Los Sencillos, junto con varias bandas de Mataró. Pero fue el 1992 cuando al seguido de conciertos y espectáculos que tuvieron lugar a diferentes puntos del paseo Marítimo se le dio el nombre de Sarau. El protagonismo recayó en lo Orquesta Girasol y el grupo africano de danza y percusión Cae Ma Deila, y con una importante presencia de circo en aquella primera edición, con Escarlata Circus y El Grande Circo de los Galindos. El año siguiente las sardanas y sus sabrosas sandías dejaron la plaza de Santa Anna para trasladarse delante lo Centro Natación Mataró, donde estuvieron hasta el año pasado, en que volvieron a su antiguo emplazamiento.
De Tomeu Peña a Carlinhos Brown
A veces inspirado en la Feria de Teatro a la Calle de Tàrrega, y a menudo con los conciertos en directo como principal motor, sonando hasta cuatro bandas a la hora en escenarios diferentes, el caso es que el Sarau ha ido modificándose año tras año sin acabar de convertirse en una de las noches más lucidas de Las Santas, como reconoce el mismo regidor de Cultura, Sergi Penedès. "Lo hemos analizado a fondo, y pensamos que una de las claves es que aquella noche al paseo Marítimo se concentran miles de personas con gustos y preferencias muy diversas, y que también tienen actitudes muy diferentes una vez acabados los fuegos, y esto hace que no sea nada fácil programar el Sarau", considera el presidente del IMAC, que cree que la del 27 ha pasado a ser una noche "parecida a la del 24, la de las habaneras, en que, más que escuchar los grupos, muchos van a reencontrarse con conocidos y a hacerla estallar, y además la programación no acaba muy tarde. El que ocurre es que mientras para la noche del 24 se ha aceptado que sea así, parece que hay un sector de gente que no lo quiera para el 27", reflexiona Penedès. Es la noche en que se acostumbran a sentir quejas muy dispares entre los asistentes: desde los que protestan porque no pueden seguir dos espectáculos que los gustaría y que hacen a la hora, hasta los que consideran que no se puede concentrar todo en un solo punto porque, con la cantidad de gente que se acumula, no se ve nada.
Este año se opta para centrar la oferta en el mundo del circo y vaciar el Sarau de conciertos. "Nunca han acabado de funcionar, y se han pagado precios muy altos por grupos o cantantes conocidos el concierto de los cuales realmente seguía un número reducido de gente. En el contexto actual de crisis económica y mengua de los presupuestos, consideramos que no nos podíamos permitir este gasto", dice el regidor. El listado de artistas consagrados que han pasado por el Sarau en estos 18 años es realmente largo: Lucrecia, Tomeu Peña, Kepa Junkera, Dusmiguet, Los Piratas, Los Delincuentes, Antònia Font, Berri Txarrak... o el brasileño Carlinhos Brown, en 2004, en una contratación que fue polémica por el alto coste y porque, según muchos, no cumplió las expectativas creadas.
La rumba catalana, con grupos como Gertrudis, Patriarcas de la Rumba o Ay, ay, ay, ha sido una de las bandas sonoras del Sarau, mientras que algunas ediciones pusieron por delante aquello que se dice "músicas del mundo", con formaciones de procedencias lejanas, una apuesta que en parte perdió sentido cuando al mismo julio ya se llevaba a cabo en la ciudad el festival Cruce de Culturas. Para los que nunca tienen bastante, los Dj's han llenado muchas veces las últimas horas del 27 de julio. Cine a la fresca y espectáculos teatrales ambulantes han sido otras ofertas de las noches al paseo Marítimo, con resultados desiguales. Quién sabe si con la apuesta por el circo – que no es ni mucho menos un desconocido del Sarau pero sí que es la primera vez que tiene la exclusiva – se consigue clavar un triple salto mortal y se encuentra la fórmula para una de las noches más complicadas de Las Santas.