Tirar una botella al mar con un mensaje dentro era el último recurso de los náufragos que estaban atrapados en islas deshabitadas, recónditas y desconocidas. Un recurso desesperado, porque la mayoría a veces las botellas se estrellaban contra los escollos, la marea las hacía volver a la isla o se perdían por siempre jamás en la inmensidad del océano. El mensaje acostumbraba a no llegar nunca, pero el gesto de tirar la botella al mar alimentaba la esperanza del desesperado náufrago. Actualmente continuamos tirando botellas con mensajes, pero el océano es otro. El océano de agua, olas, escollos y monstruos marinos se ha hecho infinitamente pequeño. Ahora nadamos en un océano cósmico, el espacio sideral. También han cambiado los motivos, ya no nos empuje la desesperación, o quizás sí, ni la soledad, o quizás sí, ni queremos que nos rescaten, o quizás sí. Todo ello lo hacemos por afán de notoriedad, de hacernos ver: Atención, chicos y chicas otros planetas. Atención, gente que vive alrededor de otras estrellas y que viajáis por el espacio. Somos nosotros, los de la tierra. Tenemos tantas ganas de conoceros. Que decís? Hay alguien?.
La primera botella que varem tirar es a la luna. Quedó a su superficie en 1969. Es una xapeta enganchada a la pata del LEM. Dice algo parecido a esto: "A quién pueda interesar, venimos de aquel planeta azul, tan guapo, que está aquí al lado".
La segunda y tercera botella (1972-1973) son las sondas Pionero 10 y 11. Los mensajes son idénticos, unos discos de cocer bañados en oro, de unos 30 cm. de diámetro con unos pictogramas que representan un hombre y una mujer desnudados, un esquema del sistema solar e información científica que presumiblemente alguna civilización alienígena podrá entender.
La cuarta botella fue virtual. La varem tirar desde el radiotelescopi de Arecibo en 1974 y es la única que llegará seguro a su destino, el lejano cúmulo globular M13, de aquí a 24.970 años, que es el tiempo que los 1.679 bits de información tardarán al llegar. Si tenemos suerte y alguien lee el mensaje (haría falta que fuera una civilización tecnológicamente pareciendo a nuestra) y se digna a contestar recibiremos la respuesta de aquí a 59.970 años. Una apuesta segura pero a largo plazo. La quinta y sexta botellas son las sondas Voyayer Y e II tiradas en el espacio en 1977. El mensaje es un disco con pictogramas, pero más sofisticado que el de las Pionero, pues tienen grabados 115 imágenes y sueños de la tierra: saludos en 55 idiomas, 27 piezas musicales, el canto de las ballenas... La cubierta que protege el disco trae una muestra ultra pura de uranio 238, de este modo si alguien encuentra el mensaje y mide el decaimiento de la fuente radiactiva podrá determinar el tiempo que ha transcurrido desde el lanzamiento de las sondas. Las cubiertas de los disco traen instrucciones y unas agujas para poderlos reproducir a unas 1.000 rpm.
Estas botellas tardarán millones de años al llegar a las estrellas más cercanas, y el más seguro es que el día que alguien las encuentre la raza humana ya no exista. Pero no desfallecemos. Continuamos tirando botellas en el espacio, llenamos el océano cósmico de mensajes: Estamos aquí, somos de la tierra. No creéis que más que un llamamiento parece una advertencia?
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