"Suiza está sufriendo una fortíssima presión por parte de Europa. Alemania especialmente quiere acabar con su eterno sistema neutral y fuerza a la confederación Helvética a adherirse a la UE. La suiza francesa voz con buenos ojos en Europa, la parte alemana no. Son más nacionalistas y tiene más recelos de integrarse a la unión, pero esto no es suficiente, la crisis aumenta la presión. El sueño suizo tiene sus días contados"
Estas inquietantes declaraciones me las dijo una chica, hija de españoles, a la oficina de una conocida agencia de ocupación de la capital helvética. Tenía pensado hacer una entrevista con ella de entre diez y quince minutos y acabé hablando con ella una hora y media. Hablamos de las ofertas de trabajo, opciones, y de la situación política actual de Suiza y sus gentes. Sus palabras parecen ganar pes con el tiempo.
Traigo año y medio en Suiza, he cambiado de vivienda tres veces y dos de trabajo. He tenido que ponerme al día de la existencia de infinidad de seguros, de salud, de la vivienda, de responsabilidad civil, de todo. He tenido que aprender a defenderme hablando en francés, entender el portugués con soltura, medio hablar el italiano como puente entre otras lenguas, y ahora mismo aprendiendo el alemán, mezclado con el Schweizerdeutsh, el dialecto del alemán que se habla en Suiza. Más concretamente de Haslital, la zona del Berner Oberland, la zona más "profunda" del lado de Berna, uno de los lados (provincias) más grandes del país.
Hace año y medio dejé mi último trabajo, el cual conseguí gracias al Impem, la oficina de ocupación de Mataró. El trabajo era de media jornada, las posibilidades de prosperar eran mínimas, sólo sobrevivir, pero por primera vez en mucho tiempos, encontré a una cabeza que confiaba en mí, encontré seriedad, y a la vez buen rollo, pero una infinidad de pedidos sin pagar por los clientes. La cosa no pintaba bien. No había que ser muy intel•ligent para saber que cuando volvieran a despedir a gente, yo sería el primero al salir. Así que decidí plantearme por primera vez de verdad la idea de irme a trabajar en el extranjero. Quería ver con mis propios ojos si podía haber una vida mejor más allá de nuestras fronteras. Busqué trabajo por internet durante seis largos meses, redactando mi cv en varios idiomas, con ayuda, por supuesto. Me dejé la vista en la pantalla del ordenador, recercant ofertas de trabajo, condiciones, rellenando formularios, enviando fax, haciendo llamadas al extranjero, etc… hasta que salió la oportunidad, justo cuando en mi trabajo acababan de ponerme a jornada completa. Tomar la decisión fue dura.
Estuve trabajando a la parte francesa de Suiza justamente un año, el tiempo necesario para poder tener derecho al "chomage", derecho a la prestación por desocupación. Se acabó el trabajo a mi empresa, pero lo había conseguido, disponía de un permiso de hasta 5 años al país y derecho a una prestación por desocupación (indefinida, hasta que encontrara un nuevo trabajo) justa tanto para el parado como para el estado. En Suiza procuran que tú mismo participios activamente en la investigación de ocupación, tienes que enviar nombres y direcciones de empresas a las cuales los has enviado tu CV, al menos a diez. Si no envías estas cartas de postulación, si no te presentas a las citas que te dan para orientarte laboralmente, o los cursos que te ofrecen (todos gratuitos y pagados los transportes) te retiran inmediatamente la prestación.
Por suerte encontré trabajo en otra empresa y no tuve que hacer todos estos trámites. Por entonces ya había tomado la determinación de buscar trabajo en la parte alemana, la parte francesa, sobre todo la fronteriza, estaba empezando a col•lapsar-se de gente venidas de todos los países de Europa. Ginebra es un hormiguero. El lado de Vaud y el de Fribourg, donde residía, empezaba a notarse el aumento de gente venida de fuera en busca de trabajo. Demasiados candidatos para una oferta de trabajo moderada. Me parece que una otro vez acerté a cambiar de zona. Los alemanes están volviendo a su país gracias a la nueva creación de trabajo que está viviendo Alemania . Van dejando un vacío a otros trabajadores venidos otros países. En cambio, el paro en Francia está aumentando considerablemente, cada vez vienen más franceses a la parte francesa de Suiza . A quien preferirán a la hora de escoger entre un candidato francés o un español?
Así que aquí estamos, aprendiendo alemán, primero con un curso básico, después preguntando y preguntando a otros españoles, a suizos, a todo el mundo. Por suerte me pusieron a trabajar con suizos, chicos jóvenes, el ideal para aprender más rápido el idioma. Ellos me enseñan alemán y el dialecto, y yo el castellano y un poco de catalán. Me sorprendieron al saber que seguían las noticias que iban saliendo de esta nueva ola de independentismo en Cataluña. No se atreven a decir si los parece bien o mal, sólo los despierta curiosidad la idea de una secesión. Del que no dan crédito es del precio de la vivienda en España, de los raquíticos sueldos frente al que se paga de impuestos. Cuando se los explicas que en España si no puedes seguir pagando tu vivienda, te echan de casa y encima tienes que seguir pagando la deuda, se traen las manos a la cabeza. En confianza me preguntan si somos tontas al aceptar estas condiciones. Todavía me lo estoy preguntando.
Visitar el ambulatorio del pueblo donde vivo es cómo de cuento. Todo nuevo, adornado con motivos naturales, muy minimalista, nada sobrecargado, todo muy acogedor. Las vistas desde la sala de espera son espectaculares, el valle, las montañas al fondo y una de los numerosos saltos de agua que pueblan esta zona. No hay aglomeraciones, quizás porque cada visita al médico te cuesta 40 fr (unos 33 €), aunque pagues mensualmente tu seguro de salud, tu Krankenkasse por un precio módico de 300 fr con una franquicia de 300 fr. Es decir, toda visita al médico, intervención que no supere estos 300 fr, los pones de tu bolsillo, si supera esta cifra, se hace cargo tu seguro. Aquí si vas al médico es porque realmente lo necesitas. Todo tiene un precio, todo costa, procuran no abusar de los servicios públicos. Si detectan algún tipo de fraude, tienen mecanismos para asegurarse que lo pagues. La política de inmigración, que a primera vista puede resultar demasiado restrictiva, tiene su lógica. No conceden más visados si ya tienen más gente ya al paro. Miran por el bienestar del país, por su sostenibilidad.
Otro dato revelador, es saber que sólo los miembros del Senado pueden dedicarse a la política exclusivamente, que el resto de políticos, alcaldes, regidores y otros cargos públicos tienen sus propios trabajos, no viven d´esto, asegurándose que quién se mete en política lo haga por el bien de sus conciudadanos.
En pocas semanas volveré a España, vuelvo a Mataró de vacaciones. Tengo ganas de ver a mi familia y mis amigos después de un año. Pero también tengo miedo de encontrarme una ciudad más gris. De saber ahora más que nunca que existen medios, alternativas, pero que nos impiden aplicarlo a base de porres por parte de las mismas personas que teóricamente, tendrían que velar por nuestra seguridad.
Estas inquietantes declaraciones me las dijo una chica, hija de españoles, a la oficina de una conocida agencia de ocupación de la capital helvética. Tenía pensado hacer una entrevista con ella de entre diez y quince minutos y acabé hablando con ella una hora y media. Hablamos de las ofertas de trabajo, opciones, y de la situación política actual de Suiza y sus gentes. Sus palabras parecen ganar pes con el tiempo.
Traigo año y medio en Suiza, he cambiado de vivienda tres veces y dos de trabajo. He tenido que ponerme al día de la existencia de infinidad de seguros, de salud, de la vivienda, de responsabilidad civil, de todo. He tenido que aprender a defenderme hablando en francés, entender el portugués con soltura, medio hablar el italiano como puente entre otras lenguas, y ahora mismo aprendiendo el alemán, mezclado con el Schweizerdeutsh, el dialecto del alemán que se habla en Suiza. Más concretamente de Haslital, la zona del Berner Oberland, la zona más "profunda" del lado de Berna, uno de los lados (provincias) más grandes del país.
Hace año y medio dejé mi último trabajo, el cual conseguí gracias al Impem, la oficina de ocupación de Mataró. El trabajo era de media jornada, las posibilidades de prosperar eran mínimas, sólo sobrevivir, pero por primera vez en mucho tiempos, encontré a una cabeza que confiaba en mí, encontré seriedad, y a la vez buen rollo, pero una infinidad de pedidos sin pagar por los clientes. La cosa no pintaba bien. No había que ser muy intel•ligent para saber que cuando volvieran a despedir a gente, yo sería el primero al salir. Así que decidí plantearme por primera vez de verdad la idea de irme a trabajar en el extranjero. Quería ver con mis propios ojos si podía haber una vida mejor más allá de nuestras fronteras. Busqué trabajo por internet durante seis largos meses, redactando mi cv en varios idiomas, con ayuda, por supuesto. Me dejé la vista en la pantalla del ordenador, recercant ofertas de trabajo, condiciones, rellenando formularios, enviando fax, haciendo llamadas al extranjero, etc… hasta que salió la oportunidad, justo cuando en mi trabajo acababan de ponerme a jornada completa. Tomar la decisión fue dura.
Estuve trabajando a la parte francesa de Suiza justamente un año, el tiempo necesario para poder tener derecho al "chomage", derecho a la prestación por desocupación. Se acabó el trabajo a mi empresa, pero lo había conseguido, disponía de un permiso de hasta 5 años al país y derecho a una prestación por desocupación (indefinida, hasta que encontrara un nuevo trabajo) justa tanto para el parado como para el estado. En Suiza procuran que tú mismo participios activamente en la investigación de ocupación, tienes que enviar nombres y direcciones de empresas a las cuales los has enviado tu CV, al menos a diez. Si no envías estas cartas de postulación, si no te presentas a las citas que te dan para orientarte laboralmente, o los cursos que te ofrecen (todos gratuitos y pagados los transportes) te retiran inmediatamente la prestación.
Por suerte encontré trabajo en otra empresa y no tuve que hacer todos estos trámites. Por entonces ya había tomado la determinación de buscar trabajo en la parte alemana, la parte francesa, sobre todo la fronteriza, estaba empezando a col•lapsar-se de gente venidas de todos los países de Europa. Ginebra es un hormiguero. El lado de Vaud y el de Fribourg, donde residía, empezaba a notarse el aumento de gente venida de fuera en busca de trabajo. Demasiados candidatos para una oferta de trabajo moderada. Me parece que una otro vez acerté a cambiar de zona. Los alemanes están volviendo a su país gracias a la nueva creación de trabajo que está viviendo Alemania . Van dejando un vacío a otros trabajadores venidos otros países. En cambio, el paro en Francia está aumentando considerablemente, cada vez vienen más franceses a la parte francesa de Suiza . A quien preferirán a la hora de escoger entre un candidato francés o un español?
Así que aquí estamos, aprendiendo alemán, primero con un curso básico, después preguntando y preguntando a otros españoles, a suizos, a todo el mundo. Por suerte me pusieron a trabajar con suizos, chicos jóvenes, el ideal para aprender más rápido el idioma. Ellos me enseñan alemán y el dialecto, y yo el castellano y un poco de catalán. Me sorprendieron al saber que seguían las noticias que iban saliendo de esta nueva ola de independentismo en Cataluña. No se atreven a decir si los parece bien o mal, sólo los despierta curiosidad la idea de una secesión. Del que no dan crédito es del precio de la vivienda en España, de los raquíticos sueldos frente al que se paga de impuestos. Cuando se los explicas que en España si no puedes seguir pagando tu vivienda, te echan de casa y encima tienes que seguir pagando la deuda, se traen las manos a la cabeza. En confianza me preguntan si somos tontas al aceptar estas condiciones. Todavía me lo estoy preguntando.
Visitar el ambulatorio del pueblo donde vivo es cómo de cuento. Todo nuevo, adornado con motivos naturales, muy minimalista, nada sobrecargado, todo muy acogedor. Las vistas desde la sala de espera son espectaculares, el valle, las montañas al fondo y una de los numerosos saltos de agua que pueblan esta zona. No hay aglomeraciones, quizás porque cada visita al médico te cuesta 40 fr (unos 33 €), aunque pagues mensualmente tu seguro de salud, tu Krankenkasse por un precio módico de 300 fr con una franquicia de 300 fr. Es decir, toda visita al médico, intervención que no supere estos 300 fr, los pones de tu bolsillo, si supera esta cifra, se hace cargo tu seguro. Aquí si vas al médico es porque realmente lo necesitas. Todo tiene un precio, todo costa, procuran no abusar de los servicios públicos. Si detectan algún tipo de fraude, tienen mecanismos para asegurarse que lo pagues. La política de inmigración, que a primera vista puede resultar demasiado restrictiva, tiene su lógica. No conceden más visados si ya tienen más gente ya al paro. Miran por el bienestar del país, por su sostenibilidad.
Otro dato revelador, es saber que sólo los miembros del Senado pueden dedicarse a la política exclusivamente, que el resto de políticos, alcaldes, regidores y otros cargos públicos tienen sus propios trabajos, no viven d´esto, asegurándose que quién se mete en política lo haga por el bien de sus conciudadanos.
En pocas semanas volveré a España, vuelvo a Mataró de vacaciones. Tengo ganas de ver a mi familia y mis amigos después de un año. Pero también tengo miedo de encontrarme una ciudad más gris. De saber ahora más que nunca que existen medios, alternativas, pero que nos impiden aplicarlo a base de porres por parte de las mismas personas que teóricamente, tendrían que velar por nuestra seguridad.