"Esto no podía continuar 30 años más así". Antoni Blanch, presidente del Centro Católico, y Anna Huertos, presidenta de Unión de Cooperadores, sientan sin ningún problema a la misma mesa, mantienen una conversación fluida y cordial, totalmente alejada de cualquier reproche. Así lo permiten los meses de diálogo y negociaciones que acumulan. "Hace muy pocos años esta situación era impensable", recuerda Huertos. No por una cuestión personal de ellos dos, sino por las entidades que representan, enfrentadas en un litigio, el del Patio del Café Nuevo, que parecía interminable. "Todo va cambiar cuando decidimos descolgar el teléfono y hablar directamente el uno con el otro", recuerda Blanch. La inauguración del Patio del Café Nuevo como nueva plaza pública en pleno centro de la ciudad, este sábado, es el fruto de una distensión de la cual sale ganando toda la ciudad.
Para explicar el litigio, de manera muy resumida, hay que hacer un salto hasta antes de la Guerra Civil, cuando este espacio había estado en manso de los cooperadores. El devenir histórico, pero, hizo que después del conflicto bélico pasara a manso del Patronato de la Sagrada Familia, y que el Centro Católico fuera su usufructuario. Ninguno de las dos entidades, pero, nunca ha llegado a hacer uso. A los años 80, los Cooperadores van "okupar" el espacio, reivindicándolo como patrimonio histórico, y lo convirtieron en un núcleo cultural importante de la ciudad. Fines hace muy poco, las dos partes han mantenido una disputa que parecía irresoluble. Los cooperadores querían recuperar su espacio emblemático, mientras que el Centro Católico tenía en mente este espacio como una pieza clave para poder ampliar sus instalaciones, que incluyen Sala Cabañas, la escuela Balmes y la Unión Deportiva entre otros.
El mes de febrero de 2011, El Centro Católico y la Unión de Cooperadores anunciaron que abrían un nuevo marco de diálogo para llegar a un acuerdo y desencallar el futuro del Café Nuevo y su Patio. Y el 10 de julio de 2012, firmaron un convenio con el Ayuntamiento, intermediario clave en todo este proceso, para ceder la finca al consistorio y convertirlo en una plaza pública. "No podemos olvidar la historia, de ninguna forma, pero tampoco nos puede impedir avanzar", explica Huertos. Las renovaciones de las juntas de ambas entidades también ha sido clave para ayudar a relativitzar este peso histórico "Tenemos un pasado muy pesado y complicado, pero el paso del tiempo ayuda a aligerarlo", explica Blanch. Uno de sus primeros mandatos cuando accedió a la presidencia del Centro Católico, recuerda, fue que el Patio del Café Nuevo "tenía que volver a la ciudad". De una manera similar se expresa Huertos. "En todo este proceso los cooperadores no hemos tenido en ningún momento la sensación de tener que renunciar a nada, porque el objetivo siempre ha sido recuperar nuestro patrimonio histórico para ponerlo a disposición de los mataronins".
Un espacio privilegiado
El proceso no se ha acabado, todavía queda para resolver el futuro del edificio de la COOP, hoy muy malogrado, y el desarrollo urbanístico de todo el sector, frenado por la actual coyuntura económica. Pero la inauguración de la plaza es todo un hito. "Será un descubrimiento para muchos mataronins que siempre han visto este espacio tapiat y nunca han podido disfrutar", explica Blanch. Y Huertos añade que será "un lugar privilegiado", en el corazón de la ciudad y a tocar de un edificio histórico, La Prisión, que gracias a la apertura de la plaza se podrá admirar de nuevo al completo.