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Albert Calls

Nuevas tecnologías a chorros

La fiebre de las TIC ha hecho multiplicar las antenas por todas partes hasta límites como mínimo sorpresivos. En mi pueblo, Cabrera de Mar, han crecido como setas. Una de monumental, a Montcabrer, en el término de Cabrils, destrozo desde el pasado mes de agosto de 2010, de forma salvaje, el skyline de pinos y el litoral y demuestra que en términos de protección del medio ambiente se hace el que se quiere cuando conviene y el resto, a callar-se, porque si no nos quedamos sin cobertura.

Otra antena, esta vez municipal, ha florecido en medio del cementerio porque no se la dejaban mantener –más pequeña¬– en el castillo de Burriac, puesto que alteraba el patrimonio y no podía estar afuera del campo santo también por varias razones burocráticas. En antenas, por el que se ve, la medida la pone el que paga.

Signo de los nuevos tiempos que corren, las antenas son un reflejo de este mundo que hemos creado en el cual las necesidades autoimposades nos hacen más esclavos que nunca del sistema.

La tecnología nos supera cada vez más y todo hace pensar que esto seguirá creciendo sin aturador. Pero con la economía pasó el mismo, que parecía que no se acabaría nunca la bonanza perpetua. Nada hace pensar que la evolución de las nuevas tencologies sea imparable, pero ve a saber si al final es así, la cosa se para y hay un cierto retroceso. Estamos acostumbrados a pensar que todo va siempre hacia arriba y no nos acordamos de nuestra condición humana, basada en la fragilidad y la bajada.