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Lluís Feliu y Roger Bellavista hablando con uno de los componentes del tronco

Xavier Amat

Objetivo: hacerla en casa

Los Renacuajos de Mataró han preparado intensamente el regalo que quieren ofrecer en la ciudad por Las Santas: la torre de 9 a plaza de Santa Anna

A medida que ha ido avanzando la temporada, más y más gente se ha acercado a los ensayos que se llevan a cabo cada martes y cada viernes al local de la Pandilla Castellera Renacuajos de Mataró, a la calle de Herrera. La mescla de edades y entre personas que traen a la pandilla desde sus inicios con los que apenas ahora llegan es absoluta. Y es que para hacer castillos, y sobre todo si se quiere hacer una construcción que luce forro y manillas, cuántos más, mejor. "Siendo a los ensayos unas 200 personas se puede practicar bien la torre de 9", señala Roger Bellavista, ninguno de piñas y una de las personas a las que se le gira más trabajo en estas sesiones. Los Renacuajos han programado hasta cinco ensayos llamados "especiales" para preparar la fiesta de Las Santas, en que se recuerda por todos los medios al alcance – las llamadas redes sociales son de una gran utilidad – la importancia de la actuación que se acerca y por lo tanto se pide que la asistencia a las pruebas sea masiva. "Poder salir adelante un gama extra es la suma de muchos elementos, pero el primero es tener la gente para ensayarlo y una asistencia regular a las sesiones. A partir de aquí hace falta unos niños y un tronco preparados, unos forras y unas manillas coordinados... y también la convicción y las ganas", explica el capataz, Lluís Feliu. Y cómo vamos, de ganas, este año, ahora que los Renacuajos ya hicieron un gama extra? "Veo la gente con mucho empujón, tanta o más que ahora hace un año, y además con experiencia acumulada por todo el que aprendimos la temporada pasada", dice Feliu.

"Supongo que como la primera vez no hay ninguno, pero traer la torre a casa será muy especial y de seguro que, si lo conseguimos, la emoción será muy grande, junto a nuestra gente", prevé Lluís Martí, que a la torre levantada en Vilafranca era uno de los dos quints, y seguramente también repetirá en esta posición el próximo domingo. Pero no todo el mundo que es a la pandilla ha vivido ya en su piel la consecución de una torre de 9. En el que traemos de año ya ha habido más de 70 nuevas incorporaciones a los Renacuajos, una cifra que apunta a récord. Es el caso por ejemplo de la Rosa M. Martínez que, a pesar de haberse puesto ya años atrás a muchas piñas, ahora ella y su pareja han dado el paso de vestirse con la camisa azul marino, y no los hace nada desplazarse a cada ensayo desde Barcelona, donde viven actualmente. "Todos estamos nerviosos y con muchas ganas de poder ir a las Santas y cargar y descargar este castillo. El año pasado, a la fiesta de Las Santas, estábamos a la piña y no pudo ser, pero este año sí que la haremos!", dice Martínez.

Un ensayo normal... y algo más
La dinámica de los ensayos especiales no es muy diferente de la de un ensayo habitual; eso sí, los llamamientos funcionan y acostumbra a haber más gente que otros días al local de los Renacuajos. De 8 a 9 del anochecer ensaya los niños, y a continuación se empieza con las pruebas llamadas "limpias", en que los miembros de la piña no ejercen ninguna presión, sino que sólo cercan el castillo con las manos arriba por si hay una caída, y se van probando diferentes estructuras, con cambios en las posiciones. Es a la segunda hora de ensayo cuando se hacen los castillos más altos y difíciles y con todo el mundo trabajando en el máximo, y en este caso montar la torre de 9 compuerta un buen rato. "Desde fuera puede parecer que una piña es un grupo de gente puesta allá de cualquier manera, y nada más lejos de la realidad. Cada persona, en función de sus calidades, tiene su lugar: vientos, laterales, ringleras, contrafuertes, tapones... Evidentemente esto es posible organizarlo gracias a todo un equipo de piñas, y el trabajo se nos multiplica por cinco o por diez cuando tenemos que probar un castillo con forre y manillas", informa Roger Bellavista. Los castillos nunca se hacen enteros al local, se sube hasta quintos, o sextos... depende de la construcción, del programa previsto, del qué hay que ver para acabar de decidir si un castillo está preparado para traerlo a plaza o no. "Costa mucho decir a última hora que no estamos a punto para hacer un castillo y que por lo tanto no lo llevaremos el siguiente domingo. Pero hay que tener la cabeza fría y ver la realidad de las cosas, y sobre todo recordar que si no puede ser ahora siempre habrá oportunidades más adelante. De momento, pero, no hay nada que me diga que por Las Santas no podremos intentar la torre de 9", habla con tono convencido el capataz. Lo veremos este domingo 24 de julio a partir de las 12 del mediodía a la plaza de Santa Anna.