La trampa está servida. Qué tipo de música puede molestar? La cadena musical del vecino que se esvera a golpes de bafles y vatios de potencia? La televisión de los abuelos del piso del lado, que, debido a un sentido del oído no bastante eficiente, se siendo a través del tabique más fuerte que la propia a altas horas de la noche? La sinfonía interrumpida del cachorro abandonado durante parte del día o de la noche? La de la cotorra que hace gracia? Los continuos desplazamientos de muebles del vecino de arriba? El brunzit constando del taladro? Y que me decís de los albañiles y los peones que a las ocho de la mañana ya tienen toda la percusión en marcha para hacernos quitar bien temprano, bien temprano, alegres y con ilusión? No hace falta ya hacer referencias a lavadoras, lavavajillas y enseres diversos, niños ploraners de tipo y parejas que, a pesar de convivir, más bien parece que malviven (haciendo partícipe el vecindario) con la serenata de tacos, insultos y algún plato roto por el medio...
Damos por hecho que los que vivimos en pisos tenemos la obligación -nos guste o no- de aceptar todos estos inconvenientes y hacer buena cara al mal tiempo. Aún así, me sorprenden las noticias de las denuncias presentadas por las "molestias" que ocasiona el uso o el estudio de un instrumento musical, siempre que la práctica se lleve a cabo durante las horas normales del día.
Es evidente que el sonido de un piano no vulnera la normativa establecida en este sentido (de 60 a 70 decibelios). Aun así, la presión negativa por parte de unos vecinos sí que genera angustia a la persona que estudia o practica, y esta circunstancia paraliza su desarrollo y aprendizaje normal.
he sentido y visto de todos colores, y tengo que decir que algunas situaciones superan la ficción hasta acontecer totalmente surrealistas. Hay personas a las cuales una neurosis compulsiva las puerta a trucar a la policía en el mismo instante en que sienten la primera nota de un instrumento musical. Esto perjudica la relación vecinal y de convivencia, pero quizás con una mínima predisposición se podría llegar a pactar una entente que beneficiara ambas partes.
Mientras tanto, continuarán aceptando todos los otros inconvenientes. Lástima! Diez de ser cosa de la condición humana.
Damos por hecho que los que vivimos en pisos tenemos la obligación -nos guste o no- de aceptar todos estos inconvenientes y hacer buena cara al mal tiempo. Aún así, me sorprenden las noticias de las denuncias presentadas por las "molestias" que ocasiona el uso o el estudio de un instrumento musical, siempre que la práctica se lleve a cabo durante las horas normales del día.
Es evidente que el sonido de un piano no vulnera la normativa establecida en este sentido (de 60 a 70 decibelios). Aun así, la presión negativa por parte de unos vecinos sí que genera angustia a la persona que estudia o practica, y esta circunstancia paraliza su desarrollo y aprendizaje normal.
he sentido y visto de todos colores, y tengo que decir que algunas situaciones superan la ficción hasta acontecer totalmente surrealistas. Hay personas a las cuales una neurosis compulsiva las puerta a trucar a la policía en el mismo instante en que sienten la primera nota de un instrumento musical. Esto perjudica la relación vecinal y de convivencia, pero quizás con una mínima predisposición se podría llegar a pactar una entente que beneficiara ambas partes.
Mientras tanto, continuarán aceptando todos los otros inconvenientes. Lástima! Diez de ser cosa de la condición humana.