Unos días después de que Arnaldo Otegi, secretario general de Sortu después de militar a Eta pm, y que acaba de cumplir una condena para pertenecer a una banda armada, fuera recibido con todos los honores por la presidenta del Parlamento de Cataluña, el país ha vivido episodios dignos de kale borroka al barrio barcelonés de Gràcia, a raíz del desalojo de un local ocupado ilegalmente. El líder independentista vasco visitó el Parlamento de la mano de la Cup, partido donde militan regidores que apoyan activo a las protestas citadas y donde se vincula la organización juvenil Arran, que justificó la violencia que se ejerce. Otegi también participó en un acto público la participación del cual es calculada por sus organizadores en 1.500 personas, donde intervinieron dirigentes, diputados o representantes de la Cup, de ERC y de Juntos por el Sí (la coalición de ERC y CDC a la cámara catalana).
Arnaldo Otegi reunido el 19 de mayo con miembros del secretariado nacional de la CUP (ACN)
Este hecho no impidió que, pocos días más tarde -también coincidiendo con los disturbios de Gràcia, el presidente de la Generalitat, diputado también de Juntos por el Sí, asistiera a la conmemoración institucional por el veinte-y-quinto aniversario del atentado de Vic, perpetrado por Eta, donde murieron ocho personas y que causó numerosos heridos. Mientras el ocpació violenta de la calle era propia del totalitarismo más peligroso, los políticos discutían sobre si se tenía que echar en tierra o no un monumento de origen franquista en Tortosa. Cómo si este cóctel no fuera suficiente, el contexto político añade tensión. En primer lugar, porque el Gobierno de la Generalitat (que depende de los votos de la Cup), ha presentado unos presupuestos por los cuales no tiene mayoría. En segundo lugar, porque se ha sabido que el exalcalde Trias (de CDC) ordenó el pago del alquiler al propietario del local ocupado para asegurar "la paz social". En tercer lugar, porque se observa cierta inacción y ambivalencia del gobierno municipal de Barcelona, presidido por Ada Coláis (Barcelona en común), pocos días después de un acuerdo con el PSC y pendientes, también, del sí o no de la Cup a los presupuestos municipales. En cuarto lugar, porque estamos prácticamente en campaña donde las encuestas dan al partido de Coláis una clara ventaja en Cataluña y donde las fuerzas soberanistas bajan, especialmente CDC, que podría lograr tan sólo tres diputados.
Para hablar un poco de Mataró (y para ver que esto puede ir en sèrio), parece que la Cup y Podemos serían detrás del boicot que sufrió el dirigente del PP Xavier Garcia Albiol en un acto público en el cual tuvo que ser escoltado por la policía.
Cinco reflexiones
Un poco largo, pero este es el mapa que me gustaría comentar brevemente con algunas pinceladas en forma de reflexión.
- La violencia ha hecho acto de presencia en Cataluña. Ciertamente, en este país se han vivido episodios muy peores. Pero el fenómeno ha aparecido, tiene apoyo explícito de una fuerza política influyente y, salvo la acción de los profesionales del orden público, parece que las instituciones no sepan como ponerse. La prueba del nuevo de un gobierno, también de un gobierno radicalmente democrático, es un conflicto de orden público en el cual los ciudadanos tienen que comprobar que sus representantes los pueden proteger. Por cierto, hacemos memoria y miramos quién ha perdido siempre que ha habido violencia en Cataluña. Pues esto, ya sabemos por quien trabajan.
- Las gracias a Otegi, las contemporanitzacions con el mundo radical vasco y su cinismo verso las víctimas, no son gratuitas. Dan alas a los socios más radicalizados del "proceso" y, sobre todo, dotan de sentido a todas las proclamas rupturistas. Así, el combate, la lucha, la resistencia, la desconexión de las leyes y su incumplimiento, dejan de ser metáforas y son leídas a los ojos del comunicado de Arran. Banalizan, normalizan, el totalitarismo que hay detrás, atien el odio y nos dirigen a una sociedad más enfrentada, más incapaz de convivir.
- El fenómeno de la ocupación es bastante complejo, no es uniforme y responde a múltiples causas. No se puede despachar enseguida. A menudo, además, se justifica en un déficit que no resuelve ni mucho menos (vivienda, creación cultural...) y acoge connivencias delictivas, consciente o no. En todo caso, soy de los que piensa que la administración tiene que actuar, negociando el que haga falta, si hace falta, pero restableciendo el orden cuando no hay nada a negociar, en colaboración con el conjunto de fuerzas de seguridad y los jueces. En Mataró cuando lo hemos hecho así nos hemos salido. Dique más: si la izquierda no lo hace el único que consigue es dar alas a la derecha, a menudo a la más extrema. También me temo que aquí, de nuevo, los extremos se necesitan. La crisis de autoridad acaba siempre con autortarisme.
- A mí no me gusta el PP y mucho menos el Sr. Garcia Albiol. Pero el país por el que lucho y lucharé es donde personas como Garcia Albiol puedan hacer mítines sin extorsiones, se los pueda votar, puedan gobernar y pueda sacarlos democráticamente. No me gusta la derecha, y procuraré que no gobierne, pero sin derecha, por más españolista o incorrecta que sea, no hay democracia. El "país nuevo" a veces parece que se haga contra algunos de dentro que hacen estorbo, que no se ajustan al modelo de catalán ideal que se han imaginado. Ahora toca los del PP. Muy a menudo también ha pasado al PSC. Un día pasará a los que hablan en castellano. Otro a los que se sienten españoles. Quizás se piensa que no pasa nada si usted no entra dentro de estos grupos... pero un día, como en el poema de Niemöller atribuido a Brecht, vendrán a buscarlo en usted y ya no quedará nadie para defenderlo.
- La Cup. Algunos ya avisamos. El patriotismo, hoy, sería dejarlos al margen de todo acondicionamiento de gobierno. O no quedará patria para salvar.