Hace 50 años, Lluís Carulla, Pau Riera, Fèlix Millet, Joan Vallvé y Joan Baptista Cendrós firmaban el acto de constitución de Òmnium Cultural. La entidad nacía en un momento político, social y cultural teñido de blanco y negro; un momento en que cualquier muestra de catalanismo era un atentado y una provocación. Ante las dificultades, demostraron una gran dosis de generosidad, valentía, sentido de país y visión de futuro. Es por este motivo que hoy creemos imprescindible aprovechar nuestro aniversario para recordarlos y hacerlos uno merecido homenaje.
Los cinco fundadores representan aquel corazón que hace medio siglo volvía a latir. Fueron la energía propulsora porque el proyecto empezara a andar. Después de los primeros latidos, se desarrolló otra parte fundamental: el cuerpo. Aquello que tenía que permitir lograr los objetivos que la entidad anhelaba. Y es en este punto donde hay que subrayar la contribución y el papel absolutamente fundamental que han tenido las suyos territoriales de Òmnium.
El camino arrancaba en Terrassa el 1968 con la primera sede territorial de la entidad. Más tarde vendrían las sedes de Mataró, Osona, Granollers y Sabadell. Los años han consolidado una estructura territorial en Sant Cugat del Vallès, la Selva, el Baix Llobregat, el Solsonès, el Alt Empordà, el Alt Penedès, el Alt Urgell, el Anoia, Badalona, el Bages, el Baix Camp, el Berguedano, la Garrotxa, el Gironès, Lleida y Tierras de Ponente, Rubí, el Tarragonès, Terrassa, Tierras del Ebro y l'Hospitalet de Llobregat. Del mismo modo, estamos trabajando para articular nuevas suyos en el Garraf o en el Ripollès para poder completar nuestra presencia en todo las comarcas.
Más allá de Cataluña, seguimos colaborando con los compañeros y compañeras de Òmnium la Alguer y Òmnium Cataluña Norte, a la vez que impulsamos proyectos con la Obra Cultural Balear y Acción Cultural del País Valenciano en el marco de la Federación Llull.
Las pasas que hemos hecho para llegar hasta dónde hemos llegado sólo se entienden si pensamos en todas las personas que desde diferentes puntos del Principado han hecho un trabajo anónimo a favor de la lengua y de la cultura catalanas. Como un cuerpo armonioso y muy sincronizado, las suyos territoriales son hoy el polos de una entidad que es viva y que quiere acontecer una referencia civil de presente y de futuro en la defensa de los intereses de Cataluña.
Hoy tenemos retos de país muy importantes que nos incluyen a todos y que hace sólo un año pusimos sobre la mesa en la manifestación por el derecho a decidir que llenó las calles de la capital catalana. Cincuenta años después de nuestro nacimiento, hoy afrontamos una nueva transición que nos obliga a todos a mirar adelante, a defender con firmeza nuestra lengua ante las continuas agresiones que estamos sufriendo, a reclamar más cuotas de soberanía cultural, política y económica. Aquí es donde Òmnium quiere invertir toda su energía, como siempre ha hecho, porque queda mucho camino para hacer y lo queremos hacer juntos; hoy y los cercanos cincuenta años.
Los cinco fundadores representan aquel corazón que hace medio siglo volvía a latir. Fueron la energía propulsora porque el proyecto empezara a andar. Después de los primeros latidos, se desarrolló otra parte fundamental: el cuerpo. Aquello que tenía que permitir lograr los objetivos que la entidad anhelaba. Y es en este punto donde hay que subrayar la contribución y el papel absolutamente fundamental que han tenido las suyos territoriales de Òmnium.
El camino arrancaba en Terrassa el 1968 con la primera sede territorial de la entidad. Más tarde vendrían las sedes de Mataró, Osona, Granollers y Sabadell. Los años han consolidado una estructura territorial en Sant Cugat del Vallès, la Selva, el Baix Llobregat, el Solsonès, el Alt Empordà, el Alt Penedès, el Alt Urgell, el Anoia, Badalona, el Bages, el Baix Camp, el Berguedano, la Garrotxa, el Gironès, Lleida y Tierras de Ponente, Rubí, el Tarragonès, Terrassa, Tierras del Ebro y l'Hospitalet de Llobregat. Del mismo modo, estamos trabajando para articular nuevas suyos en el Garraf o en el Ripollès para poder completar nuestra presencia en todo las comarcas.
Más allá de Cataluña, seguimos colaborando con los compañeros y compañeras de Òmnium la Alguer y Òmnium Cataluña Norte, a la vez que impulsamos proyectos con la Obra Cultural Balear y Acción Cultural del País Valenciano en el marco de la Federación Llull.
Las pasas que hemos hecho para llegar hasta dónde hemos llegado sólo se entienden si pensamos en todas las personas que desde diferentes puntos del Principado han hecho un trabajo anónimo a favor de la lengua y de la cultura catalanas. Como un cuerpo armonioso y muy sincronizado, las suyos territoriales son hoy el polos de una entidad que es viva y que quiere acontecer una referencia civil de presente y de futuro en la defensa de los intereses de Cataluña.
Hoy tenemos retos de país muy importantes que nos incluyen a todos y que hace sólo un año pusimos sobre la mesa en la manifestación por el derecho a decidir que llenó las calles de la capital catalana. Cincuenta años después de nuestro nacimiento, hoy afrontamos una nueva transición que nos obliga a todos a mirar adelante, a defender con firmeza nuestra lengua ante las continuas agresiones que estamos sufriendo, a reclamar más cuotas de soberanía cultural, política y económica. Aquí es donde Òmnium quiere invertir toda su energía, como siempre ha hecho, porque queda mucho camino para hacer y lo queremos hacer juntos; hoy y los cercanos cincuenta años.