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La calle Vitoria, con vehículos estacionados donde está prohibido aparcar

capgros.com

Permisividad a Cerdanyola en el uso de la grúa para retirar vehículos

El ACN revela instrucciones de la Policía Local para hacer la vista gorda a siete calles y el Ayuntamiento lo justifica por el 'déficit de aparcamiento' de la zona

Una cuestión que era 'vox populi' y que ahora ha quedado demostrada. El Ayuntamiento tiene un pacto no escrito con los vecinos de Cerdanyola para hacer la vista gorda con el uso de la grúa municipal a la hora de retirar vehículos. La cuestión ha salido a la luz después de que la Agencia Catalana de Noticias haya tenido acceso a unos correos electrónicos de la Policía Local donde un inspector recuerda a un caporal que comunique a los agentes "las calles donde la grúa no tiene que actuar" en este sector de la ciudad. Ante estas pruebas, el Ayuntamiento ha reconocido la situación por el "déficit de aparcamiento" que sufren determinadas zonas de la ciudad, especialmente Cerdanyola.

Según el ACN, un inspector de la Policía Local envió la última semana de febrero un correo electrónico en forma de "recordatorio" a un caporal porque comunicara a los agentes "las calles donde la grúa no tiene que actuar". Estas calles consideradas especiales  son los calle Vallès, Garrotxa y un tramo de la calle Maragall, entre Molino de Viento y Roca Blanca, todos ellos a la zona norte de Cerdanyola; las calles Vitoria, Virgen de Paloma y Jaume I, a Cerdanyola sur. A la lista también se añade la calle Doña Quijote, a la otra punta de la ciudad, a tocar del antiguo Matadero.

Este correo pone de manifiesto la permisividad del Ayuntamiento a la hora de permitir que los coches estacionen de manera incorrecta en estos viales. Una situación que el propio consistorio ha tenido que reconocer. Según explican fuentes de Vía Pública, existe un pacto tácito con las entidades vecinales de la zona que se justifica por los déficits de aparcamiento, tanto subterráneo como en superficie, que sufre este barrio. Este pacto, pero, no implica que la grúa no pase nunca por el conjunto de Cerdanyola, sino por estas calles, donde sólo se se actúa si hay un requerimiento vecinal que lo pide.  Se trata todos ellos de calles con un solo carril y aceras muy estrechadas, por lo cual el estacionamiento de coches puede dificultar el tránsito de los peatones. En declaraciones a la ACN, pero, fuentes de la Policía Local aseguran que "son calles donde los coches no molestan".

Según datos de la Policía Local que la propia Agencia pone sobre la mesa, a Cerdanyola se calcula que carecen un total de 1.667 plazas de aparcamiento, respecto a un déficit total de 2.846 plazas en el conjunto de Mataró. Cifras que esgrime el Ayuntamiento para justificar que Cerdanyola sea un caso especial, pero que difícilmente frenarán las quejas otros barrios que, ahora que se ha hecho público este asunto, probablemente levantarán la voz al sentirse discriminados. Especialmente porque detrás de este "privilegio" no sólo hay la cuestión objetiva del déficit de plazas de aparcamiento, sino un claro elemento político. El origen del pacto se sitúa en el grave conflicto que se vivió a Cerdanyola por el intento de implantación de la zona azul, en 2002, que generó un enorme rechazo vecinal. La permisividad viene aplicándose desde entonces, y se ha ido perpetuando en los diferentes gobiernos que han pasado por el Ayuntamiento durante estos 13 años sin encontrar una solución. El nuevo Plan de Movilidad tendría que poner fin, y el gobierno actual ha prometido que lo terminará este año, cosa que hay que poner en entredicho después de los años de atraso que acumula.

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