Las Fiestas de Cereza se cerraron ayer domingo con una de las citas más especiales que se han vivido nunca en las fiestas de barrio de la ciudad: el concierto de Los Chichos. El mítico grupo de rumba, autor de auténticos himnos barriobajeros cómo Ni más ni menos, reventó las costuras de la escuela de Cereza, recinto que acogió su concierto gratuito. Lo hizo literalmente: decenas de personas se quedaron fuera, puesto que el aforo limitado del espacio, unas 3.000 personas, hizo imposible dar cabida a todo el mundo que quiso disfrutar del veterano trío.
Muchos mataronins y también gente venida otras ciudades de Cataluña -Los Chichos se prodigan menos por los escenarios y cada concierto es especial para sus fans- colapsaron el barrio de Cereza, con largas colas ante la escuela. Los que no vinieron con suficiente tiempo se tuvieron que satisfacer con seguir la actuación desde fuera. A los que sí que lo hicieron y consiguieron un lugar en el apretado patio de la Escuela pudieron disfrutar del repertorio clásico del trío, como por ejemplo 'Son ilusiones'.
Fue un final de traca para unas fiestas populares que durante dos fines de semana han llenado de actividades diversas el barrio de Cereza. La cita con Los Chichos demuestra un golpe más que las de Cereza son las fiestas de barrio más importantes y con más personalidad de la ciudad, con un programa de actos diferenciador, apuestas valientes y una participación masiva por parte de sus vecinos