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Manuel Cusachs

Políticos: no nos los merecemos

El escándalo político a raíz de una muy desafortunada intervención en el Parlamento de Cataluña del presidente de la Generalitat de Cataluña Pasqual Maragall, en la que lanzó una acusación – quizás cierta pero sin pruebas – contra la coalición CiU, ha traído a la clase política que los votantes elegimos, a una espiral de acusaciones, descalificaciones, denuncias desacreditando en la clase política catalana y al Parlamento. Ha sido mucho más que una “maragallada”. Los votantes, el país – y muy especialmente los vecinos del Carmel -, atónitos y cada día más distantes de nuestros representantes, no nos merecemos que quienes gobiernan o hacen oposición con nuestros votos se comporten de este modo. Es urgente reconducir la compostura, las formas, la ética, salvar el buen nombre del Parlamento de Cataluña, de la forma de hacer política.

Pasqual Maragall – presidente de Cataluña – no puede caer ante provocaciones y lanzar acusaciones que no demuestra. muy seguro que por el cargo que tiene sabe más cosas que los ciudadanos no sabemos. O se demuestran las acusaciones o se calla. Y rectificar si se ha equivocado. Artur Mas, portavoz de CiU, interpretó el significado del “3 por ciento” cuando Maragall no había dicho a que se refería. Mala conciencia? Él (ellos) sabrá. Traer al presidente de Cataluña ante los tribunales es una vilanía, una mala manera de hacer política. Ciu ha perdido los papeles.

Esquerra Republicana (el partido de Carod-Rovira) astutamente se sitúa en medio de la polémica apagando un fuego que tan bien saben encender cuando se los conviene. Estos esperan recoger votos de un costa y de la otra. Y Josep Piqué, presidente del PP de Cataluña, se ha aprovechado de la oportunidad de oro al posicionarse entre Maragall y Cortijo para sacar provecho. Él es de un partido que no puede predicar con el ejemplo precisamente en asuntos urbanísticos. Es más: que implicó en todo el país en la guerra de Irak sobre acusaciones falsas que favorecieron la tragedia del 11-M de ahora hace justo un año. El que importa es vender una imagen equidistante, de manos limpias, de poner cara de no haber roto nunca ningún plato. Costa muy poco calentarse la boca y hacer demagogia. Esta es como la bola de nieve que se va agrandando a medida que baja por la pendiente. Algún día el suflé bajará pero el que será más difícil será recuperar la confianza con nuestros representantes - sean de derechas, de centro o de izquierdas.

Son conscientes los políticos del mal que han hecho en el país? Será posible recuperar el ”oasis” catalán del que nos sentíamos tan cofois?

Urge rehacer el buen nombre del Parlamento de Cataluña y de la clase política. Y esto se hace con autocríticas (Maragall y Mas) y con investigaciones para desenmascarar si ha habido corrupción. El pueblo de Cataluña, los votantes de cada opción política y los ciudadanos en general no nos merecemos los políticos que tenemos.

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