La Unión Europea y la Región Mediterránea de novel formación, esta segunda, piden haber encontrado el camino de la libertad para su plena realización. La libertad es una cosa que se conquista y que no se puede perder. Y nosotros, todo hombre y toda mujer, tenemos que saber poner límites a la libertad a fin de que sea creadora. Los dos proyectos de Unión o de Región piden haber encontrado el camino de la llibert.at, que actualmente, tal como van las cosas, quizás lo hemos perdido.
Y es que la libertad no se produce por ningún proceso natural, ni por generación expontània. El hecho histórico de la libertad, como dice R. Galí, no se resuelto con la conquista de unos derechos, sino al encuentro del hombres con sus deberes. La misma historia es una gesta de libertad.
No podemos olvidar que el lugar del hombre libre es la ciudad donde se estructuran y se han estructurado históricamente los derechos y los deberes del individuo .Nunca los grandes imperios chino, egipcio, mesopotànic o más modernamente, el español, el ruso o el autríac han generado para el pueble horizontes de libertad. Este bien preciado e intangible ha surgido de las pequeñas ciudades.
La ciudad es como una figura colectiva de convivencia que exige a cada individuo la valentía intelectual de la afirmación de sus derechos y ,de forma estrechamente ligada, del conocimiento racional y moral de sus deberes. Sólo así la ciudad nos puede hacer libres. Este es canemàs, el tejido, que constiueix, y donde tiene que reponer, una verdadera política.
El tiempo de Nadal, propicio para las celebraciones, tendría que servir, aun así, para dedicar algún espacio del tiempo libre para hacer " exrecicis espituals " y no hago referencia a los ejercicios espirituales de santo Ignasi y promovidos por el P. Manyanet con el calificativo de parroquiales y tan extendidos en otro tiempo en Cataluña, sino en el sentido que Primo Levi. periodista, judío y superviviente de los campos de exterminio nazi, da a esta expresión , como un exercic de meditación que facilita estar preparado para el momento que una circunstancia no prevista o poco previsible, hasta y tono cuando puede ser dramática, se presente. Cómo dice Pierre Hadot en cuanto al diálogo filosófico " el diálogo socrático se nos presenta como un exrecici espiritual practicado en común y que invita al exercicic individual espiritual interior, es decir, al examen de conciencia dirigido a la atención sobre un mismo . . . " Parece todo ello una invitación seria a retocar el edificio de nuestras opiniones y criterios a favor del bien común, en pro de la construcción de la ciudad.
El día 10 de este mismo mes, ha hecho 63 años que la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en París, aprobaba y proclamaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento histórico en el hecho del logro de la libertad tan individual de los hombres y de los mujeres como de la colectiva de los pueblos y naciones.
La crisis global que sufrimos nos puede haber recogido con cierta sorpresa, con una profundidad imprevista, pero hay que abastecernos de un pensamiento meditado y nuevo para una tierra nueva, para una ciudad de hombres libres, aun así.
Felices Navidades, en la gesta del logro de la libertad.
Y es que la libertad no se produce por ningún proceso natural, ni por generación expontània. El hecho histórico de la libertad, como dice R. Galí, no se resuelto con la conquista de unos derechos, sino al encuentro del hombres con sus deberes. La misma historia es una gesta de libertad.
No podemos olvidar que el lugar del hombre libre es la ciudad donde se estructuran y se han estructurado históricamente los derechos y los deberes del individuo .Nunca los grandes imperios chino, egipcio, mesopotànic o más modernamente, el español, el ruso o el autríac han generado para el pueble horizontes de libertad. Este bien preciado e intangible ha surgido de las pequeñas ciudades.
La ciudad es como una figura colectiva de convivencia que exige a cada individuo la valentía intelectual de la afirmación de sus derechos y ,de forma estrechamente ligada, del conocimiento racional y moral de sus deberes. Sólo así la ciudad nos puede hacer libres. Este es canemàs, el tejido, que constiueix, y donde tiene que reponer, una verdadera política.
El tiempo de Nadal, propicio para las celebraciones, tendría que servir, aun así, para dedicar algún espacio del tiempo libre para hacer " exrecicis espituals " y no hago referencia a los ejercicios espirituales de santo Ignasi y promovidos por el P. Manyanet con el calificativo de parroquiales y tan extendidos en otro tiempo en Cataluña, sino en el sentido que Primo Levi. periodista, judío y superviviente de los campos de exterminio nazi, da a esta expresión , como un exercic de meditación que facilita estar preparado para el momento que una circunstancia no prevista o poco previsible, hasta y tono cuando puede ser dramática, se presente. Cómo dice Pierre Hadot en cuanto al diálogo filosófico " el diálogo socrático se nos presenta como un exrecici espiritual practicado en común y que invita al exercicic individual espiritual interior, es decir, al examen de conciencia dirigido a la atención sobre un mismo . . . " Parece todo ello una invitación seria a retocar el edificio de nuestras opiniones y criterios a favor del bien común, en pro de la construcción de la ciudad.
El día 10 de este mismo mes, ha hecho 63 años que la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en París, aprobaba y proclamaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento histórico en el hecho del logro de la libertad tan individual de los hombres y de los mujeres como de la colectiva de los pueblos y naciones.
La crisis global que sufrimos nos puede haber recogido con cierta sorpresa, con una profundidad imprevista, pero hay que abastecernos de un pensamiento meditado y nuevo para una tierra nueva, para una ciudad de hombres libres, aun así.
Felices Navidades, en la gesta del logro de la libertad.