A la hora de instalar un ascensor en un edificio es importante saber cuál es la mejor ubicación, teniendo en cuenta tres viabilidades posibles: el ojo de escalera, el patio de luces y la fachada, ya sea posterior o anterior.
En la mayoría de los casos, el ascensor se puede instalar al patio de luces, puesto que se trata de una zona común del edificio que mayoritariamente cumple los requisitos mínimos por su colocación. En este caso se trata de una buena ubicación que da servicio a todos los vecinos.
Otra opción, algo más desfavorable, es la colocación por el ojo de escalera, y por lo tanto, en un espacio reducido. Es por eso que esta opción sólo es viable si el agujero existente tiene unas dimensiones considerables.
Como último recurso y con un porcentaje muy bajo de instalación, tenemos la colocación del aparato por la zona de las fachadas. En el caso de la fachada posterior, esta opción es más desfavorable puesto que requiere que el vestíbulo sea tan profundo como el edificio. En cambio, si hablamos de la fachada anterior, se tienen que cumplir dos condiciones que dificultan el proceso; por un lado, el Ayuntamiento tiene que ceder parte del suelo público, y de la otra, la anchura de la calle y de la acera tienen que tener las dimensiones adecuadas.
Después de la instalación del ascensor tenemos que destacar que, en la mayoría a veces, se ha convertido el edificio en practicable, es decir, se ha favorecido la llegada de una persona con movilidad reducida a su vivienda, pero teniendo en cuenta que no podrá maniobrar en las zonas comunes del edificio.
Ya para concluir, tenemos que saber que las obras de instalación generan unas molestias a los vecinos en forma de polvo y ruido, pero son necesarias por el equipamiento de un nuevo servicio al edificio.
En la mayoría de los casos, el ascensor se puede instalar al patio de luces, puesto que se trata de una zona común del edificio que mayoritariamente cumple los requisitos mínimos por su colocación. En este caso se trata de una buena ubicación que da servicio a todos los vecinos.
Otra opción, algo más desfavorable, es la colocación por el ojo de escalera, y por lo tanto, en un espacio reducido. Es por eso que esta opción sólo es viable si el agujero existente tiene unas dimensiones considerables.
Como último recurso y con un porcentaje muy bajo de instalación, tenemos la colocación del aparato por la zona de las fachadas. En el caso de la fachada posterior, esta opción es más desfavorable puesto que requiere que el vestíbulo sea tan profundo como el edificio. En cambio, si hablamos de la fachada anterior, se tienen que cumplir dos condiciones que dificultan el proceso; por un lado, el Ayuntamiento tiene que ceder parte del suelo público, y de la otra, la anchura de la calle y de la acera tienen que tener las dimensiones adecuadas.
Después de la instalación del ascensor tenemos que destacar que, en la mayoría a veces, se ha convertido el edificio en practicable, es decir, se ha favorecido la llegada de una persona con movilidad reducida a su vivienda, pero teniendo en cuenta que no podrá maniobrar en las zonas comunes del edificio.
Ya para concluir, tenemos que saber que las obras de instalación generan unas molestias a los vecinos en forma de polvo y ruido, pero son necesarias por el equipamiento de un nuevo servicio al edificio.