El sociólogo francés Sami Naïr, conferenciando de la Noche de la Solidaridad de este año, dirigió en rueda de prensa previa al acto, importantes críticas contra la Unión Europea, a quién culpó del empobrecimiento acelerado de los países del sur del Mediterráneo los últimos treinta años. Antes de la integración a la UE de países como España, los países del sur del Mediterráneo, por ejemplo Marruecos, tenían un tejido económico pobre pero equilibrado, porque hasta aquel momento podían vender productos agrícolas en Europa, aseguró el argelí, afincat en Francia.
Según Naïr, el cierre legal a partir de 1995 de las fronteras de la orilla norte del Mediterráneo a los productos agrícolas del sur ha desestabilizado completamente la zona. Nosotros exportamos más del 60% de nuestros productos a estados del sur del Mediterráneo, mientras que ellos sólo nos pueden vender un 4,9% de sus productos, mayoritariamente petróleo, explicaba el auto de múltiples libros sobre la inmigración y las relaciones norte-sur. Naïr recordaba una frase pronunciada por el monarca marroquí muy ilustrativa: Si no queréis mis tomates, tendréis mis campesinos. En definitiva, según Naïr, las relaciones de libre cambio sólo han beneficiado a la UE.
Ante esta situación, Naïr proclamó la necesidad de establecer nuevas políticas de intercambio entre las dos riberas del Mediterráneo. Necesitamos una política europea de cooperación y solidaridad, tenemos que considerar el sur del Mediterráneo cómo algo más que una zona de influencia comercial, puesto que más de 250 millones de habitantes con ansias de cruzar la frontera se encuentran en el Marruecos, justo a una hora de España, recordó. Y, por aquellos que defienden intentar reducir la inmigración con efectivos policiales, Naïr puntualizó: En esta situación, ninguna política de cierre de fronteras puede tener éxito.
El sociólogo se mostró mucho pesimista verso la situación actual de la Mediterránea, según él, agravada los últimos 25 años y no dudó al apuntar los puntos más débiles de esta área: No podrá existir una política de paz en el Mediterráneo sin solucionar cuatro problemas básicos: la situación violenta en Oriente Medio, las consecuencias desastrosas de la invasión norteamericana en Irak, la cual ha producido un cambio histórico a la zona y el incremento del islamismo radical; el posible desarrollo del Magreb y una conversión de la política de la UE que ayude en estos países a estabilizarse e integrarlos en el marco económico de Europa.
Finalmente, Naïr hizo, de cara al futuro, un llamamiento a los políticos. No podemos hablar de Europa sin tener en cuenta el África Subsahariana, ellos hoy tienen un papel decisivo en el Mediterráneo, puesto que el peso demográfico de los países del África Negra se desplaza ninguno el norte, donde tienen más facilidades para cruzar el mar hacia Europa. Por lo tanto, según Naïr, es en estos países donde muchos estados europeos tendrían que invertir en proyectos de cooperación y desarrollo.
Según Naïr, el cierre legal a partir de 1995 de las fronteras de la orilla norte del Mediterráneo a los productos agrícolas del sur ha desestabilizado completamente la zona. Nosotros exportamos más del 60% de nuestros productos a estados del sur del Mediterráneo, mientras que ellos sólo nos pueden vender un 4,9% de sus productos, mayoritariamente petróleo, explicaba el auto de múltiples libros sobre la inmigración y las relaciones norte-sur. Naïr recordaba una frase pronunciada por el monarca marroquí muy ilustrativa: Si no queréis mis tomates, tendréis mis campesinos. En definitiva, según Naïr, las relaciones de libre cambio sólo han beneficiado a la UE.
Ante esta situación, Naïr proclamó la necesidad de establecer nuevas políticas de intercambio entre las dos riberas del Mediterráneo. Necesitamos una política europea de cooperación y solidaridad, tenemos que considerar el sur del Mediterráneo cómo algo más que una zona de influencia comercial, puesto que más de 250 millones de habitantes con ansias de cruzar la frontera se encuentran en el Marruecos, justo a una hora de España, recordó. Y, por aquellos que defienden intentar reducir la inmigración con efectivos policiales, Naïr puntualizó: En esta situación, ninguna política de cierre de fronteras puede tener éxito.
El sociólogo se mostró mucho pesimista verso la situación actual de la Mediterránea, según él, agravada los últimos 25 años y no dudó al apuntar los puntos más débiles de esta área: No podrá existir una política de paz en el Mediterráneo sin solucionar cuatro problemas básicos: la situación violenta en Oriente Medio, las consecuencias desastrosas de la invasión norteamericana en Irak, la cual ha producido un cambio histórico a la zona y el incremento del islamismo radical; el posible desarrollo del Magreb y una conversión de la política de la UE que ayude en estos países a estabilizarse e integrarlos en el marco económico de Europa.
Finalmente, Naïr hizo, de cara al futuro, un llamamiento a los políticos. No podemos hablar de Europa sin tener en cuenta el África Subsahariana, ellos hoy tienen un papel decisivo en el Mediterráneo, puesto que el peso demográfico de los países del África Negra se desplaza ninguno el norte, donde tienen más facilidades para cruzar el mar hacia Europa. Por lo tanto, según Naïr, es en estos países donde muchos estados europeos tendrían que invertir en proyectos de cooperación y desarrollo.