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Maria Coll/Mataró Report

Se cumplen 25 años de las primeras elecciones municipales

El 3 de abril de 1979 Mataró votaba los candidatos que optaban a encabezar el primer ayuntamiento democrático después del franquismo

Entusiasmo, ilusión y esperanza. Este era el ambiente que se respiraba en Mataró las primeras semanas de abril de 1979. Los rostros de los candidatos empapelaban la ciudad y los mítines eran llenos. Después de casi cuarenta años de dictadura franquista, los mataronins podían escoger democráticamente sus representantes locales. Todo el mundo se sentía partícipe de un acontecimiento histórico: “Éramos conscientes que podíamos hacer realidad nuestros sueños de juventud, nos sentíamos capaces de cambiar la sociedad y nos creíamos los herederos de todos quienes habían luchado contra del franquismo”, explica Ramon Pla, candidato a las elecciones por CiU.

En aquellas elecciones municipales el electorado podía escoger entre un abanico de cinco formaciones: Centristas de Cataluña-Unión del Centro Democrático (CC-UCD), Convergència i Unió (CiU), Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Partido Socialista de Cataluña (PSC), y Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC). El pasado marcaba el ecuador entre la derecha y la izquierda: “Los partidos estaban divididos entre los que habíamos participado a la Asamblea de Mataró y los que representaban la continuación del franquismo con la cara lavada”, opina el candidato del PSUC, Antoni Segarra.

Los resultados fueron valorados positivamente por todos los partidos. La UCD consideró correctas los más de cinco mil votos recibidos, pero la distancia temporal los ha ayudado a comprender su error: “Nosotros creíamos que la gente sólo quería buenos gestores y administradores y por eso vamos menystenir el componente de foro político que también tienen que tener los ayuntamientos”. El líder de CiU comenta que la coalición preveía el roce muy cerca con el PSUC e incluso esperaban una victoria más extensa de los socialistas. Por otro lado, el PSUC, segunda fuerza, tampoco esperaba la victoria; eran conscientes que de la extrema izquierda sólo era uno partido porcentaje de la población, y todavía tenían que dividírselo con ERC. La victoria del PSC por una diferencia de dos mil votos dio la alcaldía a Joan Majó, que rápidamente inició las negociaciones con la segunda y la tercera fuerzas más votadas, PSC y CiU.

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