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Sílvia Ruiz

"Si tienes amigos alemanes, estos son fieles y por siempre jamás"

Albert Sánchez. Investigador y Business coordinator a la multinacional farmacéutica Sanofi, en Frankfurt

Albert Sánchez es un mataroní de 32 años que reside en Frankfurt, Alemania. A mediados de 2012, justo después de defender su tesis doctoral, disfrutaba de una buena situación laboral como profesor asociado al Departamento de Química Orgánica de la Universitat de Barcelona. Paralelamente, también lideraba un proyecto con el Centro de Investigación Genómica de Cataluña.

"Tienen grandes mercados, pero el arte de ligar los alimentos ya no es el mismo"

"La situación era ideal pero quería seguir creciendo internacionalmente y salir de la burbuja, un poco pesimista, en la que se encontraba la comunidad científica pública", recuerda Albert. Entonces se le presentó una oportunidad ambiciosa, dirigir una nueva línea de investigación a la División de Ácidos Nucleicos de la multinacional farmacéutica Sanofi en Frankfurt.

Qué haces allá exactamente?
Al principio me centraba en la modificación de oligonucleòtids para encontrar nuevos agentes terapéuticos con los que tratar enfermedades de cariz genético. Actualmente tengo funciones más ejecutivas y soy el responsable de gestionar la transferencia de los fármacos futuros a los departamentos de R&D y aseguro su implementación eficaz como nuevos tratamientos al alcance de los enfermos.

Cómo es tu día a día?
En Frankfurt tengo "work-life balance" ideal. Las empresas hacen horarios mucho más compactos y eficientes que en Cataluña y siempre dispongo de tiempos para todas las actividades de trabajo y lúdicas sin estrés. Se trabaja 7,5h en el día, pero los doctores con más responsabilidad tenemos flexibilidad y plena confianza en por la autogestión.

Qué te ha sorprendido más?
Cuando pensamos en un alemán a menudo nos viene a la cabeza un hombre corpulent y rubio con una salchicha en una mano y una cerveza de litro a la otra. Pero son un pueblo que los gusta controlar al máximo la calidad y el origen del que comen y beben. Alemania es el principal consumidor de alimentos con certificación de producto orgánico de Europa. También traen un estilo de vida activo y saludable y la gran mayoría practica deporte cada día sin importar la edad.

Qué contrastes has notado en el país respecto a Mataró?
En la reutilización de artículos de segunda mano y el reciclaje los alemanes nos traen mucho aventaje. El método de reciclaje de botellas de plástico consiste al añadirte un importe fijo a la compra del producto que te será reembossat al devolver el envase a un supermercado. Es una idea genial para hacer pedagogía y premiar a quien recicla. Así las ciudades están muy limpias y mucha gente sin recursos se gana la vida.

Qué echas de menos?
Frankfurt tiene magníficos mercados itinerantes como el que tiene lugar cada viernes ante la Bolsa de Frankfurt. Ahora bien, el que no se encuentra con facilidad es el arte de ligar estos alimentos… Quienes no pudiera comerse una buena fideuà, un rape a la marinera, los tornillos del padre o los canelons y el arroz con leche de la madre.

Cómo definirías la experiencia después de este tiempo?
Después de 4 años viviendo en una ciudad dinámica y multicultural de rascacielos y casas clásicas, estoy muy adaptado a la ciudad que ahora es casa mía. Aún así, Alemania tiene un handicap, que es el carácter alemán y el idioma. Ahora bien, cuando eres partícipe de sus tradiciones y hablas su lengua reconoces que, si tienes amigos alemanes,estos son fieles y por siempre jamás.

Piensas volver pronto?
Tengo la suerte de venir fuerza en Mataró, puesto que estoy cursando un Executive MBA a la escuela de negocios Esade en Barcelona. Esto me permite estar conectado al tejido empresarial catalán y no perder el tren de oportunidades que puedan aparecer. Tengo pendiente comenzar un proyecto biotecnológico en casa nuestra y quizás va llegando el momento. Barcelona cada vez es una ciudad más atractiva y que aglutina más talento. No obstante, mi residencia está en Mataró!

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