El año 2006 entró en vigor la actual Ley del Tabaco. Esta norma no ha aportado rezo de bono al sector de la Hostelería y del Turismo, y me atrevo a decir que tampoco ha servido por que el sector aporte rezo en la mejora del consumo de tabaco. Ben al contrario, sólo añadió confusión y mal estar al prever una aplicación homogénea para todas las tipologías de negocio, cuando es evidente que rezo tienen que ver los usos de los espacios de una empresa de banquetes, con un bar, un hotel, un restaurante o una discoteca. Esta normativa sólo añadió contradicciones y el escepticismo del sector en la obtención de los objetivos que la misma Ley promulgaba, que eran la disminución del tabaquismo y la protección de los menores, de los clientes no fumadores y de los trabajadores de los establecimientos.
Fue aprobada por el Congreso de los diputados en Madrid, y nunca se ha hecho el desarrollo reglamentario previsto por parte de las comunidades autónomas. Por otro lado, incluso, determinadas autonomías han hecho interpretaciones sesgadas de su contenido, por intereses políticos. La entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, hizo un flaco favor no sólo a la misma Ley, sino también en el Parlamento español, al hacer publicar el día siguiente de su entrada en vigor, una nota informativa en la web del Ministerio donde se cargaba la filosofía de la Ley, al permitir el acceso de los menores de 16 años en iguales condiciones anteriores, en los establecimientos de menos de 100 m2 que dejaran fumar, por lo tanto en prácticamente todos los bares del Estado español.
A lo largo de los últimos años, de forma periódica, la prensa catalana ha publicado que era inminente el pronunciamiento del Departamento de Salud en el sentido del endurecimiento de la Ley por la vía del desarrollo del Reglamento. Esto no ha sido así, porque la Generalitat ha preferido esperar un nuevo mandato estatal, a aplicar su potestad reglamentaria. Ahora, con la nueva ministra Trinidad Jiménez vuelven a sonar los rumores mediáticos en el sentido del endurecimiento de la norma. Justo es decir que en su momento y ante su aplicación equivoca y contradictoria, la mayoría de empresarios eran de la opinión de la prohibición del consumo de tabaco en sus establecimientos. Opinaban que: o todos o nadie, pero por subsectors, en el mismo sentido que en otros países de la Unión Europea se ha hecho (Gran Bretaña, Irlanda, Italia...).
Si se avanza en este sentido como parece, tendríamos que observar que es el que ha pasado en estos países. Al parecer la reestructuración del sector ha sido importando especialmente en la Gran Bretaña, donde el cierre de pubs ha sido masivo. Un pub británico está entre un bar musical y uno restaurando bar de los nuestros, salvo las diferencias horarias. En otros países más cálidos, muchos bares han optado para ampliar o mejorar las prestaciones de sus terrazas, pues la prohibición no afecta los espacios exteriores de los negocios. Sería lógico arbitrar diferencias en cuanto a los usos de los espacios del ocio nocturno por el horario de explotación, la clientela y las propias características de los locales-, y también de los negocios de banquetes al realizar fiestas que podrían ser consideradas privadas. Tan mismo, tendríamos que esperar que aquellos establecimientos de más de 100m2 que habilitaron zonas cerradas para fumadores hasta el 30% de su espacio habilidoso- puedan mantener estos usos y así amortizar la inversión realizada en la habilitación de estos espacios.
Finalmente, tendríamos que esperar que el sentido común imperara de una vez por todas entre técnicos y políticos estatales, para cambiar la situación y que se pueda fumar sólo en aquellos establecimientos que hayan habilitado zonas de fumadores y no en la mayoría de los locales, como pasa ahora. Sería bueno pero, abrir un nuevo periodo de habilitación de establecimientos.
Fue aprobada por el Congreso de los diputados en Madrid, y nunca se ha hecho el desarrollo reglamentario previsto por parte de las comunidades autónomas. Por otro lado, incluso, determinadas autonomías han hecho interpretaciones sesgadas de su contenido, por intereses políticos. La entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, hizo un flaco favor no sólo a la misma Ley, sino también en el Parlamento español, al hacer publicar el día siguiente de su entrada en vigor, una nota informativa en la web del Ministerio donde se cargaba la filosofía de la Ley, al permitir el acceso de los menores de 16 años en iguales condiciones anteriores, en los establecimientos de menos de 100 m2 que dejaran fumar, por lo tanto en prácticamente todos los bares del Estado español.
A lo largo de los últimos años, de forma periódica, la prensa catalana ha publicado que era inminente el pronunciamiento del Departamento de Salud en el sentido del endurecimiento de la Ley por la vía del desarrollo del Reglamento. Esto no ha sido así, porque la Generalitat ha preferido esperar un nuevo mandato estatal, a aplicar su potestad reglamentaria. Ahora, con la nueva ministra Trinidad Jiménez vuelven a sonar los rumores mediáticos en el sentido del endurecimiento de la norma. Justo es decir que en su momento y ante su aplicación equivoca y contradictoria, la mayoría de empresarios eran de la opinión de la prohibición del consumo de tabaco en sus establecimientos. Opinaban que: o todos o nadie, pero por subsectors, en el mismo sentido que en otros países de la Unión Europea se ha hecho (Gran Bretaña, Irlanda, Italia...).
Si se avanza en este sentido como parece, tendríamos que observar que es el que ha pasado en estos países. Al parecer la reestructuración del sector ha sido importando especialmente en la Gran Bretaña, donde el cierre de pubs ha sido masivo. Un pub británico está entre un bar musical y uno restaurando bar de los nuestros, salvo las diferencias horarias. En otros países más cálidos, muchos bares han optado para ampliar o mejorar las prestaciones de sus terrazas, pues la prohibición no afecta los espacios exteriores de los negocios. Sería lógico arbitrar diferencias en cuanto a los usos de los espacios del ocio nocturno por el horario de explotación, la clientela y las propias características de los locales-, y también de los negocios de banquetes al realizar fiestas que podrían ser consideradas privadas. Tan mismo, tendríamos que esperar que aquellos establecimientos de más de 100m2 que habilitaron zonas cerradas para fumadores hasta el 30% de su espacio habilidoso- puedan mantener estos usos y así amortizar la inversión realizada en la habilitación de estos espacios.
Finalmente, tendríamos que esperar que el sentido común imperara de una vez por todas entre técnicos y políticos estatales, para cambiar la situación y que se pueda fumar sólo en aquellos establecimientos que hayan habilitado zonas de fumadores y no en la mayoría de los locales, como pasa ahora. Sería bueno pero, abrir un nuevo periodo de habilitación de establecimientos.