El cine continúa sacaban rendimiento de la saga literaria de Stieg Larsson Millenium, con la adaptación del segundo volumen, La chica que soñaba cono una cerilla y un bidón de gasolina. El director sueco Daniel Alfredson germano de Thomas Alfredson, autor de Déjamer entrar coge el relevo de Niels Arden Oplev, que firmó un digno largometraje sobre el primer episodio de la serie. Alfreson ha mantenido la línea sobria del primer film pero ha perdido el atmósfera y, sobre todo, la tensión que convertía Los hombres que no amaban a las mujeres en un interesante thriller con un carácter muy nórdico. Cómo también pasaba en el film anterior, guionistas y director se han visto obligados a renunciar con muchos de los detalles que enriquecen las novelas de Larsson. En el caso del segundo libro, la complejidad del argumento, con varias tramas que se van tejiendo entre ellas para acabar confluyendo en un mismo punto, ha obligado a hacer un ejercicio de síntesis tan severo que la película se acaba resentint. Con un argumento desnudado de detalles y matices, Millenium 2 acaba adoptando la forma de telefilm con presupuesto, con una insípida corrección que, al fin y al cabo, acaba haciendo que la historia tenga poco interés y resulte, por instantes, tediosa. Noomi Rapace se va tirando suyo el personaje y va ganando protagonismo del mismo modo como se va convirtiendo en el centro de la novela la fascinante Lisbeth Salander, pero ni siquiera el acierto del casting salvan el film de su mediocridad.
espaiisidor.blogspot.com
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