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Sílvia Serra

Terapias en prisiones con perros abandonados

Personas y animales de compañía somos más semblantes del que nos pensamos. No estamos hechos para vivir sólo o carecidos de libertad, ni tampoco nacemos enseñados, es más, ni siquiera escogemos en el lugar donde hacerlo a pesar de que este hecho puede ser el detonante de conseguir o no vivir o malvivir.

Los cachorros de perro y los bebés humanos necesitan afecto, cura, educación y, sobre todo, alguien que los indique como hacerse grandes siendo autosuficientes. En el caso de las personas, además, también tienen que aprender a compartir, ofrecer, respetar, estimar y tener ilusión para seguir adelante, día a día. Cuando te carecen estos ánimos, el binomio animal-persona puede ser una buena solución para volver a sonreír.

Y esto es el que la SPAM está intentando desde hace unos meses en la prisión de Cuatro Caminos con algunos de los presos que residen. A través de un curso de obediencia canina, los internos de este centro penitenciario están aprendiendo un oficio a la vez que disfrutan, de forma terapéutica, de la compañía de algunos perros abandonados de la protectora.

El programa durará hasta finales del 2011 y se hace gracias a la col•laboració de los terapeutas de Cuatro Caminos y el apoyo económico de la obra social "La Caixa. En poco tiempo, tanto el equipo de la prisión como el de la SPAM puede afirmar que el curso ha abierto un nuevo mundo a estas personas y que ganan en valores, autoestima y responsabilidad.

Cada miércoles, un grupo de internos de este centro penitenciario se quita con una sonrisa porque sabe que se reencontrará con unos perros que dependen de ellos para ser enseñados. Y saben que cuánto más aprendan estos animales, más probabilidades tendrán de encontrar una familia. Por eso, los presos dan el mejor de ellos mismos a cada curso mientras reflexionan que, como aquellos perros abandonados, el hecho de haber nacido en el lugar y el momento no adecuados los ha llevado a vivir carecidos de libertad.